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Ezequiel 16:49 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

49 Mira cuál fue el pecado de Sodoma, tu hermana: ella y sus hijas tenían magnificencia, pan a saciedad y seguridad sin preocupaciones; pero no ayudaron al pobre y al indigente,

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Biblia Reina Valera 1960

49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

49 Los pecados de Sodoma eran el orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que afuera sufrían los pobres y los necesitados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

49 ¿Cuál fue el pecado de tu hermana Sodoma? Era orgullosa, comía bien y vivía sin preocupaciones, ella y sus hijas no hicieron nada por el pobre y el desgraciado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

49 Mira, este fue el delito de tu hermana Sodoma: soberbia, hartura de pan, y gran ociosidad tuvieron ella y sus hijas, pero no extendió la mano al pobre y al menesteroso.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: Soberbia, saciedad de pan, y demasiada ociosidad hubo en ella y en sus hijas; y no fortaleció la mano del pobre y necesitado.

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Ezequiel 16:49
43 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

'Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro. Así dice el Señor Yahveh: Tu corazón se ha envanecido y dices: 'Soy un dios, morada de dioses ocupo en el corazón de los mares' -cuando sólo eres un hombre y no un dios, aunque al corazón de Dios equiparas tu corazón-.


El Señor es excelso: ve al humilde y conoce al altivo desde lejos.


Alzó Lot la mirada y vio toda la redonda llanura del Jordán, toda ella de regadío. Antes de que destruyera Yahveh a Sodoma y Gomorra, era, según se va a Sóar, como un jardín de Yahveh, como la tierra de Egipto.


Otro tanto sucedió en los tiempos de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, plantaban y edificaban;


Te has alzado contra el Señor del cielo; has hecho que te trajeran los vasos de su casa, y habéis bebido vino en ellos tú y tus magnates, tus mujeres y tus concubinas; has venerado a los dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, y no has glorificado al Dios que tiene en su mano tu hálito vital y todos tus caminos.


ni oprime a nadie, no exige una prenda ni roba, da su pan al hambriento y cubre con un vestido al desnudo,


oprime al pobre y al indigente, roba, no devuelve la prenda, alza sus ojos a los ídolos, comete abominación,


La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia!


Antes de la ruina se engríe el corazón humano; la humildad es preludio de gloria.


De igual modo, vosotros, jóvenes, someteos a los presbíteros. Revestíos todos de humildad en servicio mutuo, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.


El orgullo de tu corazón te engañó, tú que habitas en las hendiduras de la roca, que tienes la altura por morada, que dices en tu corazón: '¿Quién será capaz de derribarme en tierra?'.


En aquel mismo instante se cumplió en Nabucodonosor la sentencia. Fue expulsado de entre los hombres, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del rocío del cielo; le crecieron los cabellos como las plumas de las águilas y las uñas como las de los pájaros.


Se envaneció tu corazón por tu belleza, viciaste tu sabiduría por tu esplendor; en tierra te he arrojado, delante de los reyes te he puesto para que se fijen en ti.


¿Podrás decir ante tus verdugos: 'Soy un dios' -siendo como eres un hombre y no un dios-?


Oímos el orgullo de Moab, el henchido de orgullo: su soberbia, su altanería, su arrogancia, sus bravatas sin consistencia.


Quien cierra el oído al clamor del pobre clamará a su vez y no hallará respuesta.


Ojos altaneros, corazón soberbio, dicha de los malvados: eso es pecado.


La arrogancia precede a la ruina, la altivez de espíritu precede al fracaso.


Yahveh abomina los corazones altaneros; jamás quedarán sin castigo.


Yesurún engorda y cocea. Te pusiste gordo, macizo, cebado. Rechazó al Dios que lo hizo, despreció a la Roca, su salvación.


Dijeron ellos: '¡Quítate de ahí!'. Y añadieron: '¡Vino aquí como extranjero y ahora pretende erigirse en juez! Ahora te trataremos peor que a ellos'. Forcejearon violentamente con el hombre, con Lot, y se acercaron para romper la puerta.


Tened cuidado de vosotros mismos, no sea que vuestro corazón se embote por la crápula, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, y caiga de improviso sobre vosotros aquel día


Habla y di: así dice el Señor Yahveh: Aquí estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, cocodrilo gigante, recostado en medio de sus Nilos, que dice: 'Mis Nilos son míos; yo los he hecho'.


no oprime a nadie, devuelve la prenda que tiene por una deuda, no roba, da su pan al hambriento y cubre con un vestido al desnudo,


Dijo entonces Yahveh: 'El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande, y su pecado muy grave.


Habéis disfrutado en la tierra, os habéis entregado al placer, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza.


Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad que simbólicamente se llaman Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado.


Eran los habitantes de Sodoma en gran manera malos y pecadores ante Yahveh.


Entonces Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego de Yahveh, desde el cielo,


Escuchad la palabra de Yahveh, jefes de Sodoma; oíd la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:


Descansaba Moab desde su juventud, reposaba como vino en su poso; no había sido trasegado de tinaja en tinaja, ni había ido al destierro; por eso retenía su sabor, no se alteraba su aroma.


Tu hermana mayor fue Samaría, que habitaba con sus hijas a tu izquierda; y tu hermana menor fue Sodoma, que habitaba a tu derecha con sus hijas.


Se escuchaba el rumor de una multitud despreocupada, de hombres de toda condición, de bebedores del desierto, que ponían brazaletes en las muñecas de las mujeres y espléndidas coronas en sus cabezas.


Ahora, escucha esto, voluptuosa, que te sientes tranquila en tu morada y dices en tu corazón: 'Yo, y nadie más; no me quedaré viuda, no conoceré la orfandad'.


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