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Éxodo 20:18 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido del cuerno y la montaña humeante; y viendo todo esto, el pueblo estaba atemorizado y se mantenía a distancia.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Cuando los israelitas oyeron los truenos y el toque fuerte del cuerno de carnero y vieron los destellos de relámpagos y el humo que salía del monte, se mantuvieron a distancia, temblando de miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Mientras tanto, todo el pueblo estaba mirando: todo era truenos, relámpagos y sonido de trompeta en el cerro que humeaba. Al verlo el pueblo temblaba de miedo, y se mantenían a distancia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y todo el pueblo contemplaba los truenos y los relámpagos, y el sonido del shofar, y el monte que humeaba. Y viéndolo el pueblo, se estremecieron y se mantuvieron lejos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Todo el pueblo percibía los truenos y los relámpagos, y el sonido de la trompeta, y la montaña que humeaba. Y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.

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Éxodo 20:18
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Sólo soy yo Dios de cerca -oráculo de Yahveh- y no soy también Dios de lejos?


Él contestó: 'Oí el ruido de tus pasos por el jardín, y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí'.


Desde lo alto del cielo te hizo oír su voz para instruirte, y sobre la tierra te hizo ver su gran fuego, y de en medio del fuego oíste sus palabras.


En aquella ocasión estaba yo entre Yahveh y vosotros, para transmitiros la palabra de Yahveh, pues el fuego os atemorizaba y no subisteis al monte'. Él dijo:


¿Por qué, pues, ahora hemos de morir devorados por ese fuego tan grande? Si seguimos oyendo la voz de Yahveh, nuestro Dios, moriremos.


Es lo que pediste a Yahveh, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, diciendo: 'No vuelva yo a oír la voz de Yahveh, mi Dios, ni a ver más ese gran fuego, para no morir'.


'Aligeré la carga de sus espaldas, sus manos se libraron de la espuerta'.


Puesto ya el sol, hubo una densa oscuridad, y un horno humeante y una antorcha de fuego pasaron por entre las mitades de las víctimas.


Cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras la montaña ardía en llamas, os acercasteis vosotros a mí, todos vuestros jefes de tribu y vuestros ancianos,


Acércate tú y escucha cuanto te diga Yahveh, nuestro Dios, y luego nos transmitirás lo que Yahveh, nuestro Dios, te diga, y lo escucharemos y lo pondremos en práctica'.


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