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Éxodo 20:17 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 No codiciarás la casa de tu prójimo; ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo que es suyo'.

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Biblia Reina Valera 1960

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »No codicies la casa de tu prójimo. No codicies la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 No codicies la casa de tu prójimo. No codicies su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codicies nada de lo que le pertenece.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 No codiciarás° la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

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Éxodo 20:17
41 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque aquello de No cometerás adulterio; no matarás; no robarás; no codiciarás, y los demás mandamientos, en esta expresión se resumen [a saber]: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


Entonces les dijo: 'Guardaos muy bien de toda avidez, porque no por estar uno en la abundancia los bienes que posee le garantizan la vida'.


No os dejéis arrastrar por la codicia y contentaos con lo que tenéis. Pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré.


Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatría.


Pues tened esto bien entendido: ningún lujurioso, ni impúdico, ni codicioso -lo que equivale a ser idólatra- tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.


¿Qué diremos, pues? ¿Que la ley es pecado? ¡Ni pensarlo! Pero lo cierto es yo no he conocido el pecado sino por medio de la ley. Porque yo no habría sabido lo que era la codicia si la ley no me hubiera dicho: No codiciarás.


Pero lujuria o cualquier clase de impureza o codicia ni siquiera se nombren entre vosotros, como corresponde a un pueblo santo;


Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer con mal deseo, ya cometió adulterio en su corazón [con ella].


ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni calumniadores, ni salteadores heredarán el reino de Dios.


¡Ay de quien acumula para su casa ganancia de sórdidos negocios, para poner su nido en la altura y esquivar el golpe del infortunio!


Si codician campos, los roban; si casas, se apoderan de ellas. Hacen violencia al dueño y a su casa, al hombre y a su propiedad.


Caballos encelados y rijosos se han hecho, cada uno relincha por la mujer de su prójimo.


Si mi corazón fue seducido por mujer o espié a la puerta de mi prójimo,


De nadie codicié plata, ni oro, ni vestidos.


¿No eras dueño para quedarte con él, y no podías disponer plenamente de él aun después de vendido? ¿Por qué te decidiste a hacer lo que has hecho? No has defraudado a los hombres, sino a Dios'.


Estaban oyendo todo esto los fariseos, que son avarientos, y se burlaban de él.


¿Es que yo no puedo hacer en mis asuntos lo que quiera? ¿O te va a molestar que yo sea generoso?'.


Se acercan a ti como a una asamblea popular y mi pueblo se sienta delante de ti; oyen tus palabras, pero no las cumplen, porque de boca muestran mucho afecto, pero su corazón va tras sus negocios.


Pero tus ojos y tu corazón sólo piensan en tus ganancias, en derramar sangre inocente, en ejercer opresión y violencia.


Por su pecado de avaricia me enojé, lo herí, escondiéndome, enojado; él seguía obstinado su camino preferido;


Quien camina con justicia y habla con rectitud; quien rechaza ganancia de coacciones y sacude sus manos por no aceptar soborno; quien tapa sus oídos por no escuchar propuestas sangrientas; quien cierra sus ojos, por no mirar lo malo:


un hombre completamente solo, sin hijos ni hermanos, y que, sin embargo, no pone fin a su trabajo ni sus ojos se hartan de riquezas. Entonces, ¿para quién trabajo yo y me privo de bienestar? También eso es vanidad y mal negocio.


Por encima de todo, vigila tu corazón, porque de él procede la vida.


Pon en mí inclinación a tus avisos y no a mi provecho.


Mem. El malvado se jacta en sus caprichos, profiere maldición y desprecia al Señor.


Yo había hecho pacto con mis ojos de no ponerlos en doncella alguna.


¿Por qué, pues, no has obedecido la voz de Yahveh? ¿Por qué te has apoderado del botín y has hecho lo que es malo a los ojos de Yahveh?'.


vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me dominó la codicia y los tomé. Están escondidos en la tierra, en el centro de mi tienda; la plata está debajo'.


Vio la mujer que el árbol tenía frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabiduría; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella. Y también él comió.


cuyo término es la perdición, cuyo Dios es el vientre y cuya gloria se funda en sus vergüenzas. Estos tales centran su atención en lo terreno.


Sus ganados, sus bienes y todas sus bestias, ¿no será todo nuestro? Accedamos a sus deseos, y que habiten con nosotros'.


para atestiguar que no tomaré nada tuyo, ni un hilo, ni una correa de sandalia, para que no digas: 'Yo enriquecí a Abrán.


No desearás la mujer de tu prójimo, ni codiciarás la casa de tu prójimo, su campo, su siervo, su sierva, su buey, su asno, ni nada de lo que es suyo'.


Quemaréis en el fuego las esculturas de sus dioses; no codiciarás la plata y el oro que las recubren, ni te lo apropiarás, no sea que por ello caigas en una trampa, pues es una abominación para Yahveh, tu Dios,


Aquí me tenéis. Atestiguad contra mí ante Yahveh y ante su ungido. ¿A quién quité yo el buey o el asno? ¿A quién oprimí? ¿A quién perjudiqué? ¿De quién acepté soborno para cerrar los ojos? Estoy dispuesto a restituiros'.


Así sucede con la mujer ajena: no queda impune quien la toca.


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