Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Ester 9:30 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Se enviaron cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de fidelidad,

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

30 Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Se enviaron cartas con deseos de paz y seguridad a los judíos de las ciento veintisiete provincias del imperio de Jerjes.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Se despacharon cartas a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, con palabras de paz y de amistad,

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y él envió cartas a todos los judíos que había en las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, con palabras de paz y verdad,

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

30 Y envió Mardoqueo cartas a todos los judíos, a las ciento veintisiete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y de verdad,

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Ester 9:30
7 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El año segundo del reinado de Artajerjes el Grande, el día primero del mes de nisán, tuvo un sueño Mardoqueo hijo de Yaír, hijo de Semeí, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín. Mardoqueo era un judío que vivía en la ciudad de Susa, personaje muy importante, que servía en el palacio del rey. Era de los deportados que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado de Jerusalén con Jeconías, rey de Judea. Y éste fue su sueño. Había gritos y alboroto, truenos y terremotos, temblor en la tierra. Y en esto dos grandes dragones avanzaron, uno y otro dispuestos a luchar, y lanzaron un gran rugido. A su rugido, todas las naciones se aprestaron para la guerra, para combatir contra la nación de los justos. Fue un día de tinieblas y de oscuridad, de tribulación y de angustia, de estrago y de gran perturbación sobre la tierra. Toda la nación de los justos se turbó por miedo a tantos males; se disponían a morir y clamaron a Dios. A su clamor, nació como de una pequeña fuente un gran río, agua en abundancia. La luz y el sol se levantaron; los humildes fueron ensalzados y devoraron a los revestidos de gloria. Cuando despertó Mardoqueo, tenía profundamente grabado el sueño y se empeñó a toda costa, hasta llegada la noche, en desentrañar su sentido y lo que Dios se proponía hacer. Mardoqueo vivía en el palacio con Gabat y Tarra, los dos eunucos del rey que custodiaban el palacio. Allí tuvo noticia de sus planes, descubrió sus proyectos y averiguó que se preparaban para poner sus manos sobre el rey Artajerjes. Entonces los denunció al rey. El rey mandó interrogar a los dos eunucos, que después de haberlo confesado, fueron llevados al suplicio. Para memoria de ello, el rey mandó poner estos hechos por escrito, y también Mardoqueo escribió sobre estos sucesos. El rey dio orden de que Mardoqueo desempeñase un cargo en el palacio y le dio regalos por su actuación. Pero Amán, hijo de Hamdatá, del país de Agag[, que gozaba del favor del rey, buscó la manera de hacer daño a Mardoqueo y a su pueblo por el asunto de los dos eunucos del rey. Sucedió en tiempos de Asuero, aquel Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias,


Llamaron, pues, a los secretarios del rey en aquel momento, en el tercer mes, que es el mes de siván, el veintitrés del mismo, y siguiendo las instrucciones de Mardoqueo, escribieron a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los grandes de las provincias, desde la India hasta Etiopía, o sea, a las ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo según su lengua, y a los judíos según su escritura y según su lengua.


'Así dice Yahveh Sebaot: el ayuno del mes cuarto y el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo serán para la casa de Judá gozo y alegría y solemne día festivo. Pero amad la verdad y la paz'.


Dijo entonces Ezequías a Isaías: 'Justa es la sentencia de Yahveh que has pronunciado'. Pues pensaba: 'Al menos habrá paz y seguridad en mis días'.


Sara vivió ciento veintisiete años. Éstos fueron los años de la vida de Sara.


Perece quien está lejos de ti: tú destruyes a todo el que es infiel.


la obra de la justicia será la paz, fruto de la justicia será la tranquilidad y la seguridad para siempre.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម