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Esdras 7:25 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que posees, instituye jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo de la provincia Transeufratina, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y a quienes no las conocen, enséñaselas.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 »Y tú, Esdras, usa la sabiduría que tu Dios te ha dado a fin de nombrar magistrados y jueces que conozcan las leyes de tu Dios, para que gobiernen a toda la gente de la provincia situada al occidente del río Éufrates. Enseña la ley a todo el que no la conozca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Por lo que a ti toca, Esdras, con esa sabiduría que te viene de tu Dios, instalarás jueces y magistrados para que administren justicia a todo el pueblo de la provincia al otro lado del Jordán, a todos los que conocen la ley de tu Dios, y tú se la darás a conocer al que no la conoce aún.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios, que está en tu mano, establece magistrados y jueces, que administren justicia a todo el pueblo de Más Allá del Río, a todos los que conocen la Ley de tu Dios, y enseñaréis al que no la conoce.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores, que gobiernen a todo el pueblo que está del otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.

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Esdras 7:25
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porque Esdras había aplicado su corazón al estudio de la ley de Yahveh, para ponerla por obra y para enseñar en Israel sus mandamientos y preceptos.


Constituirás jueces y escribas para tus tribus en todas las ciudades que Yahveh, tu Dios, te ha de dar, y ellos juzgarán al pueblo según justicia.


Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídala a Dios, que la da a todos sencillamente y sin echárselo en cara, y se la dará.


Los labios del sacerdote deben guardar la instrucción, y en su boca se busca la enseñanza, porque él es el mensajero de Yahveh Sebaot.


A un extremo del cielo es su salida y, en su carrera, alcanza el otro extremo: de su calor no hay cosa que se esconda.


Al desembarcar y ver Jesús a tanta gente, sintió compasión por ellos, pues andaban como ovejas sin pastor; y se puso a instruirlos largamente.


Entonces les dijo: 'Por eso todo escriba convertido en discípulo del reino de los cielos se parece a un dueño de casa que saca de su almacén lo nuevo y lo viejo'.


pues antorcha es el precepto y luz la enseñanza, y las amonestaciones son camino de vida,


porque es Yahveh quien da la sabiduría, de su boca brotan la ciencia y la prudencia.


En pie, cada uno en su sitio, oyeron la lectura del libro de la ley de Yahveh, su Dios, durante una cuarta parte del día. Durante otra cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Yahveh, su Dios.


porque tú eres enviado del rey y de sus siete consejeros para visitar Judá y Jerusalén en lo referente a la ley de tu Dios que tienes en tus manos


Ahora pues, vosotros: Tatenay, gobernador de la Transeufratina, Setar Boznay y tus colegas, los de Afarsecá, que habitáis en la Transeufratina, alejaos de allí.


De ellos, estaban al frente de las obras del templo de Yahveh veinticuatro mil; seis mil eran escribas y jueces;


Que Yahveh te conceda prudencia y sabiduría cuando te pongas a regir a Israel, para que guardes la ley de Yahveh, tu Dios.


Se enteró todo Israel de la sentencia que había pronunciado el rey y sintieron temor reverencial ante él, pues vieron que en él había sabiduría divina para administrar justicia.


A éste anunciamos nosotros advirtiendo y enseñando a todos los hombres en toda sabiduría, para que podamos presentarlos a todos ellos como hombres perfectos en Cristo.


Y dijo el Faraón a sus servidores: '¿Podríamos acaso encontrar un hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?'.


Luego dijo el Faraón a José: 'Puesto que Dios te ha dado a conocer todo esto, no existe otro más inteligente y sabio que tú.


Dio entonces el rey de Asiria la siguiente orden: 'Llevad a uno de los sacerdotes deportados, para que resida allí y les enseñe el culto del dios de aquel país'.


Levántate, pues, porque a ti toca decidir este asunto. ¡Ánimo, y manos a la obra!'.


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