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Eclesiastés 6:2 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 A un individuo Dios le concede riqueza, fortuna y gloria: nada le falta de cuanto pudiera desear. Pero Dios no le permite disfrutar de todo ello, sino que lo disfruta un extraño. Esto es vanidad y triste desventura.

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Biblia Reina Valera 1960

2 El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Dios les da a algunos mucha riqueza, honor y todo lo que pudieran desear, pero luego no les da la oportunidad de disfrutar de esas cosas. Se mueren, y algún otro —incluso un extraño— termina disfrutando de toda esa abundancia. Eso no tiene sentido, es una tragedia terrible.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Alguien recibió de Dios fortuna, riqueza y honores: nada faltó de todo lo que pudo desear. Pero Dios no le concede disfrutar de ello, y es otro el que lo aprovecha. Esta es otra cosa muy mala y que no se puede justificar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 El del hombre a quien Ha-’Elohim le ha dado riquezas, tesoros y honores, de modo que nada le falta de todo lo que su alma pueda desear, pero a quien Ha-’Elohim no le permite disfrutarlo, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad y un mal doloroso.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Un hombre a quien Dios da riquezas, bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; mas Dios no le da facultad de comer de ello, sino que los extraños se lo comen. Esto es vanidad y penosa enfermedad.

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Eclesiastés 6:2
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Así, no tendrá que estar siempre pensando en los días de su vida, porque Dios le llenará el corazón de alegría.


con tu mano, Señor, de los mortales: de los muertos del mundo, con su parte en la vida, cuyo vientre se llena en tus reservas: ahítanse los hijos, y dejan lo restante a sus pequeños.


De su grasa transpira la malicia, trasmitiendo su interna presunción.


Y te concedo, además, lo que no me has pedido: riquezas y gloria tales que no habrá ningún rey como tú mientras vivas.


Nuestra heredad ha pasado a extranjeros, nuestras casas a extraños.


Mira: hiciste mis días de unos palmos, mi existencia ante ti, como una nada: en total no es más que un soplo cuanto el hombre subsiste. Selah


Extranjeros devoran su fuerza, y él no se da cuenta. Sus cabellos encanecen, y él no se da cuenta.


¡Oh rey!, el Dios Altísimo dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad.


Todos sus días discurren en oscuridad y tristeza, entre grandes dolores, enfermedades y disgustos.


un hombre completamente solo, sin hijos ni hermanos, y que, sin embargo, no pone fin a su trabajo ni sus ojos se hartan de riquezas. Entonces, ¿para quién trabajo yo y me privo de bienestar? También eso es vanidad y mal negocio.


He visto que todo esfuerzo y todo triunfo en el trabajo provoca la envidia del hombre contra su prójimo. También eso es vanidad y atrapar viento.


Y Dios respondió a Salomón: 'Puesto que éste es el deseo de tu corazón y no has pedido riquezas ni bienes ni gloria, ni la vida de tus enemigos, ni tampoco has pedido larga vida sino que has pedido para ti sabiduría y entendimiento para gobernar a mi pueblo del que te he hecho rey,


Murió en buena vejez, colmado de días, riquezas y gloria. Le sucedió en el trono su hijo Salomón.


Yahveh engrandeció sobremanera a Salomón a los ojos de todo Israel y le concedió una majestad real como jamás la había tenido ningún rey antes de él en Israel.


Cuando lleguéis, encontraréis un pueblo confiado; y la tierra es espaciosa en todas direcciones. Ciertamente que Dios ha de entregar en vuestras manos una región donde no falta nada de cuanto hay en la tierra'.


El extranjero que esté en medio de ti se alzará por encima de ti cada vez más alto, y tú caerás cada vez mas bajo;


Un pueblo que no conoces comerá el fruto de tu suelo y todos tus productos. Serás siempre oprimido y maltratado.


Pierde esas riquezas en un mal negocio y si le nace un hijo, nada tiene en sus manos para él.


¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y vuestra ganancia en lo que no sacia? Escuchadme bien y comeréis lo bueno, se deleitará vuestro paladar en manjares sustanciosos.


Además, si Dios concede a un hombre riqueza y fortuna, y le permite utilizarla, servirse de ella y gozar del fruto de su trabajo, eso sí es don de Dios.


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