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Eclesiastés 2:1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegría, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Me dije: «Vamos, probemos los placeres. ¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también carecía de sentido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Me dije: '¡Vamos, encontremos la alegría, y que yo pruebe la felicidad!' Pero eso también no es más que un viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Dije en mi corazón: ¡Ven pues, te probaré con el placer! ¡Prueba la felicidad! Pero he aquí también esto era vanidad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás del placer. Mas he aquí esto también era vanidad.

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Eclesiastés 2:1
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y diré a mi alma: alma mía, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años; ahora descansa, come, bebe y pásalo bien'.


Y alabo la alegría, porque no hay otra dicha para el hombre bajo el sol que comer, beber y gozar: es lo que le queda de su esfuerzo durante los días de vida que Dios le concede bajo el sol.


Habéis disfrutado en la tierra, os habéis entregado al placer, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza.


Y ahora vosotros, los ricos, llorad a gritos por las calamidades que os van a sobrevenir.


De ti me dicta el corazón: 'Requerid mi presencia': tu presencia es, Señor, lo que yo busco.


Y ahora vosotros, los que decís: 'Hoy o mañana iremos a tal ciudad y pasaremos allí el año. Haremos negocios y obtendremos ganancias'.


Porque hubo un tiempo en que también nosotros éramos insensatos, desobedecíamos, nos extraviábamos, servíamos a deseos y placeres diversos, pasábamos nuestra vida entre malicia y envidia, odiados y odiándonos mutuamente.


Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo, y todos los días celebraba espléndidos banquetes.


Mirad: todos vosotros, que prendéis fuego, que encendéis antorchas, caminad a la luz de vuestro fuego y de las antorchas que encendéis. Por mi mano os ocurre esto: yaceréis en lugar de tormentos.


El Señor Yahveh me abrió el oído y yo no me opuse, no me eché atrás.


Alégrate, joven, en tu adolescencia y vive feliz en los días de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y da placer a tus ojos. Pero sábete que por todo ello Dios te llamará a juicio.


El corazón de los sabios está en la casa de duelo; el corazón de los necios, en la casa de fiesta.


Y me dije: 'Si me aguarda la misma suerte del necio, ¿de qué sirve ser sabio?'. Y he concluido que también eso es vanidad.


Del director. De David. Dice el necio en su interior: 'Dios no existe'. Corruptos, abominables en sus obras, no hay quien haga el bien.


En su interior se dice: 'Jamás sucumbiré ni tendré nunca reveses'.


El rey de Aram le contestó: 'Vete, pues, y yo enviaré una carta al rey de Israel'. Se puso en camino, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez vestidos.


Bajemos, pues, y confundamos allí su lenguaje para que no se entiendan entre sí'.


Y en el abismo, estando en medio de tormentos, levantó los ojos y vio desde lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno.


Pues ahora quiero deciros lo que voy a hacer a mi viña: quitaré su seto para que sirva de pasto; desportillaré su tapia para que todos la pisen.


Hasta en la risa se aflige el corazón, y la alegría termina en pesar.


Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.


pues ¿quién podrá, sin él, comer o beber?


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