Ahora pues, oh Dios nuestro, Dios grande, poderoso y terrible, que guardas la alianza y la misericordia, no tengas en poco las calamidades que nos han sobrevenido; a nuestro reyes y jefes, a nuestros sacerdotes y profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.
Y dije: '¡Ay, Yahveh, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que eres fiel a la alianza y a la misericordia para con los que te aman y observan tus mandamientos!
Porque Yahveh vuestro Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no hace acepción de personas ni admite soborno;
Y añadió: 'En esto reconoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que arrojará de delante de vosotros a los cananeos, los hititas, los jiveos, los perizeos, los guirgaseos, los amorreos y los jebuseos.
Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está Yahveh, nuestro Dios, dispuesto a prestarnos ayuda y a pelear en nuestros combates'. El pueblo se sintió fortalecido con las palabras de Ezequías, rey de Judá.
¡Ay de nosotros! ¿Quién nos salvará de la mano de estos dioses poderosos? ¡Éstos son los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto!
Se amotinaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: '¡Habéis ido demasiado lejos! Pues que toda la comunidad, todos ellos, son santos, y en medio de ellos está Yahveh, ¿con qué derecho os ponéis por encima de la asamblea de Yahveh?'.
y así se lo han dicho a los habitantes de esa tierra. Han advertido que tú, Yahveh, estás en medio de este pueblo, al que te manifiestas cara a cara; que tú eres Yahveh, cuya nube se posa encima de ellos; que tú vas delante de ellos, de día en columna de nube y de noche en columna de fuego.
No os rebeléis contra Yahveh ni tengáis miedo de la gente del país, porque será para nosotros pan comido. La sombra que los protegía se ha alejado de ellos, mientras que Yahveh está con nosotros. No los temáis'.
Otras veces sucedía que la nube estaba pocos días sobre la tienda; y entonces ellos a la orden de Yahveh acampaban y a la orden de Yahveh se ponían en marcha.
Oré a Yahveh, mi Dios, e hice mi confesión: '¡Ah, Señor, el Dios grande y terrible que guarda la alianza y la misericordia con los que le aman y cumplen sus mandamientos!
Pero Yahveh dijo a Moisés: 'No le temas, que en tu mano lo he entregado, con todo su pueblo y su tierra; y harás con él como hiciste con Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón'.
Mira: Yahveh, tu Dios, ha puesto este país delante de ti; sube, apodérate de él como te ha dicho Yahveh, el Dios de tus padres. No temas ni te asustes'.
Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos y veas caballos, carros y un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues Yahveh, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, está contigo.
Ese mismo día se encenderá mi cólera contra él; los abandonaré y esconderé de ellos mi rostro; será presa que se devora; los alcanzarán muchos males y aflicciones. Y entonces pensará: '¿No será porque mi Dios no está en medio de mí por lo que me han alcanzado estos males? '
Yahveh dijo entonces a Josué: 'No temas ni desmayes. Toma contigo a toda la gente de guerra y disponte a subir a Ay. Mira: voy a entregar en tus manos al rey de Ay con su pueblo, su ciudad y su región.