Los hombres que fueron designados nominalmente tomaron a los prisioneros y vistieron a todos los que estaban desnudos con lo del botín: los vistieron, los calzaron, les dieron de comer y de beber, los lavaron, montaron en asnos a todos los desfallecidos y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Luego se volvieron a Samaría.