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Deuteronomio 33:29 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 ¡Dichoso tú, Israel! ¿Quién como tú, pueblo salvado por Yahveh, tu escudo protector, y cuya espada es tu exaltación? Tus enemigos simularán someterse ante ti, pero tú hollarás sus espaldas'.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 ¡Qué bendito eres, oh Israel! ¿Quién es como tú, un pueblo rescatado por el Señor? ¡Él es tu escudo protector y tu espada triunfante! Tus enemigos se arrastrarán ante ti, y tú los pisotearás con fuerza sobre la espalda».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Feliz eres, ¡oh, Israel! ¿Quién semejante a ti, pueblo salvado por Yavé? El es el escudo que te ampara, la espada que te da la victoria. Tus enemigos quisieran apaciguarte, pero tú, al fin, les pisas el cuello.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 ¡Bienaventurado tú, oh Israel! ¡Quién como tú, oh pueblo salvado por YHVH, Tu escudo protector, Y espada de tu grandeza! Tus enemigos te adularán, Mientras tú pisoteas sus alturas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

29 Bienaventurado tú, oh Israel, ¿Quién como tú, pueblo salvo por Jehová, escudo de tu socorro, y espada de tu excelencia? Así que tus enemigos serán humillados, y tú hollarás sobre sus lugares altos.

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Deuteronomio 33:29
43 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Israel es salvado por Yahveh con salvación eterna. No seréis avergonzados ni abochornados por los siglos de los siglos.


Mirad al Dios de mi salvación: confío y no temo, que mi fuerza y mi canto es Yahveh y él es mi salvación'.


Y por otra parte, ¿quién hay como tu pueblo, como Israel -nación única en la tierra-, al que Dios haya venido a rescatar para hacerlo su pueblo y darle renombre, para realizar en él portentos y maravillas arrojando a las gentes y sus dioses delante de tu pueblo que rescataste de Egipto para ti?


Yahveh, mi Señor, es mi fortaleza; me da pies como los de las ciervas, por las alturas me hace caminar. Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda.


En tus atrios un día vale mil: yo prefiero estar en la puerta de la casa del Señor, que habitar en las tiendas del impío.


decidle: '¡Cuán temibles son tus obras!'. Por tu mucho poder, tus mismos enemigos te cortejan,


Nuestra vida está en espera del Señor, él, nuestro socorro y nuestro escudo.


Tú me libras de chusmas en motín y me pones al frente de naciones: pueblos ignotos me rinden pleitesía.


Lo hace cabalgar sobre las alturas de la tierra, lo nutre de los frutos de los campos; le da a chupar miel de la roca y aceite del duro pedernal;


Después de estos sucesos, Yahveh dirigió la palabra a Abrán en una visión, diciéndole: 'No temas, Abrán. Yo soy tu escudo; tu recompensa será muy grande'.


Los demás fueron muertos por la espada que salía de la boca del jinete. Y todas las aves se hartaron de sus carnes.


Tenía en su mano derecha siete estrellas, de su boca salía una espada aguda de dos filos y su semblante era como el sol cuando brilla en su esplendor.


nos fatigamos y luchamos porque hemos puesto nuestra esperanza en Dios vivo, que es salvador de todos los hombres, muy especialmente de los creyentes.


A todas las crestas del desierto llegaron saqueadores, pues Yahveh tiene una espada que devora de un extremo a otro del país sin dejar en paz a nadie.


Aquel día castigará Yahveh con su espada resistente, gigante, potente, a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa, y matará al dragón del mar.


Dichoso el pueblo que goza de esta suerte, dichoso el pueblo, cuyo Dios es el Señor.


Aventajas en belleza a los hijos de los hombres, en tus labios hay la gracia derramada, y así Dios te bendice eternamente.


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él eligió por su heredad.


El Señor es juez justo, y un Dios que se enoja cada día.


¡Qué hermosas son tus tiendas, oh Jacob, y tus campamentos, oh Israel!


¡Oh espada de Yahveh! ¿Hasta cuándo no descansarás? Vuélvete a tu vaina, reposa, quédate tranquila.


como nada humillaría a su adversario, alzaría mi mano contra sus enemigos.


Los hijos de extranjeros me agasajan tan sólo con oírme me obedecen.


Los tres grupos hicieron sonar las trompetas y rompieron los cántaros; y tomando las teas con la mano izquierda y las trompetas con la derecha, las hacían sonar y gritaban: '¡La espada, por Yahveh y por Gedeón!'.


debéis arrojar de delante de vosotros a todos los habitantes del país, destruir todas sus imágenes, todas sus estatuas de metal fundido, y demoler todos sus lugares altos.


Pregunta, pues, a los tiempos antiguos que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra, y desde el uno al otro extremo del cielo: ¿ha sucedido jamás cosa tan grande como ésta, o se ha oído algo semejante?


¿Ha intentado jamás venir un dios a escoger para sí un pueblo de en medio de otro a fuerza de pruebas, de señales, de portentos y de guerra, con mano fuerte y brazo tenso y con grandes terrores, como es todo cuanto ha hecho con vosotros Yahveh, vuestro Dios, en Egipto, ante vuestros propios ojos?


mi roca, mi torreón y mi refugio, él es mi escudo y mi fuerza salvadora, mi Dios y el fortín a que me acojo, mi escudo, mi defensa y mi castillo.


Cuando Ezequías y los jefes vinieron y vieron tantos montones bendijeron a Yahveh y a su pueblo Israel.


Dichoso el hombre que no sigue el consejo del impío, ni en el camino del errado se detiene, ni en la reunión de los malvados toma asiento,


De David. Maskil Dichoso el perdonado de la culpa, al que han sido cubiertos los pecados;


dichoso el hombre al que el Señor no culpa de maldad, que no tiene en su espíritu falsía.


al que cabalga por los cielos, los cielos primitivos: ved que eleva su voz, su voz potente.


entonces te deleitarás en Yahveh, te haré cabalgar por las alturas de la tierra y te daré a comer la herencia de tu padre Jacob, pues la boca de Yahveh lo ha dicho.


Voy a aniquilarte, Israel. ¿Quién te ayudará?


Por el orgullo de Jacob ha jurado Yahveh: '¡Jamás olvidaré ninguna de vuestras obras!'.


Los hijos de extranjeros me agasajan, tan sólo con oírme me obedecen.


éste morará en las alturas, crestas rocosas serán su refugio; el pan se le dará, tiene el agua asegurada.


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