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Deuteronomio 33:27 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 El Dios de antaño es lugar de refugio, y un soporte, sus brazos eternos; él arrojó de delante de ti al enemigo, y ordenó: ¡extermina!

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Biblia Reina Valera 1960

27 El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; Él echó de delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen. Él quita al enemigo de tu paso y grita: “¡Destrúyelo!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 El Dios eterno es tu refugio, te protegen sus brazos para siempre. Arroja ante ti al enemigo y te dice: Acaba con él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Tu refugio es el Dios de los siglos, Bajo el cual se hallan los brazos eternos. De tu presencia expulsa al enemigo, Y decreta: ¡Destruye!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 El eterno Dios es tu refugio y acá abajo los brazos eternos; Él echará de delante de ti al enemigo, y dirá: Destruye.

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Deuteronomio 33:27
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pues has sido refugio para el pobre, refugio para el indigente en su angustia, reparo contra el aguacero, sombra contra el calor. Porque el soplo de los poderosos es como aguacero contra un muro.


Del director. De los hijos de Coré. Al alamot. Canto.


Torre fuerte es el nombre de Yahveh: en él se refugia el justo y vive seguro.


Y el Dios de la paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesús sea con vosotros.


Para ti el Señor es un refugio y al Altísimo tienes por defensa.


que por el poder de Dios habéis sido custodiados, mediante la fe, para la salvación, dispuesta ya a manifestarse en el momento final.


A aquel que puede guardaros sin pecado y presentaros ante su gloria irreprensibles con júbilo;


Que así dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.


Será cada uno como abrigo contra el viento, como refugio contra el temporal, como arroyos de agua en erial, como sombra de roca maciza en tierra agostada.


Confiad en Yahveh por siempre jamás, pues en Yah -en Yahveh- está la roca eterna,


El diablo que los había seducido fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.


Mis fuerzas se han quebrado en el camino, mis días se han menguado.


Pero quedó tenso su arco, ágiles fueron sus brazos por las manos del Fuerte de Jacob, por el nombre del Pastor, la Piedra de Israel.


Para aumento del principado y para una paz sin fin, sobre el trono de David se sentará y sobre su reino, para consolidarlo y apoyarlo en derecho y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yahveh Sebaot lo hará.


¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del espíritu eterno, se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para que rindamos culto al Dios vivo!


¡Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén!


y ser hallado en él, no por retener una justicia mía -la que proviene de la ley-, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,


Yahveh es el Dios verdadero, el Dios vivo y el Rey eterno. Ante su ira tiembla la tierra, y las naciones no soportan su furor.


En su izquierda reposa mi cabeza; con su diestra me abraza.


Él me invoca y yo lo atiendo, en la angustia estoy con él para librarle y ponerlo en dignidad.


Porque la ley del Espíritu, dador de la vida en Cristo Jesús, me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.


¡Jerusalén, Jerusalén: la que mata a los profetas y apedrea a los que fueron enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina a sus polluelos bajo sus alas! Pero vosotros no quisisteis.


Yahveh los dejará abandonados hasta que la que ha de alumbrar dé a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.


La tormenta, cuando pasa, derriba al malvado; pero el justo tiene cimientos eternos.


Desistid y sabed: Yo soy Yahveh, exaltado entre las gentes, exaltado en la tierra.


Las naciones murmuran, los reinos titubean; hace él sentir su voz: se disuelve la tierra.


tu justicia es comparable a los más altos montes como el abismo inmenso, tus juicios. Tú socorres, Señor, a hombres y bestias:


Él me esconde en su abrigo el día de la angustia, me oculta en el secreto de su tienda, me encarama en la roca.


Y el que es el esplendor de Israel no miente ni se arrepiente, porque él no es un hombre para arrepentirse'.


y Yahveh, tu Dios, te las haya entregado y tú las hayas derrotado, las darás al anatema. No pactarás alianza con ellas ni les tendrás compasión. No emparentarás con ellas dando tus hijas a sus hijos ni tomando sus hijas para tus hijos,


Hermosa altura, alegría de la tierra, la colina de Sión, en el extremo norte, la ciudad del gran rey.


Además, Yahveh expulsó de delante de nosotros a todos los pueblos, así como a los amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos a Yahveh, porque él es nuestro Dios'.


Cumple, pues, lo que te ordeno hoy. Arrojaré de delante de ti a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los perizeos, a los jiveos y a los jebuseos.


Él rescata con bien mi vida del combate, aun siendo muchos contra mí.


Sé mi roca de asilo y un castillo en que salvarme: pues tú eres mi roca y mi castillo.


¿No eres tú desde siempre, Yahveh, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir? Para juzgar, ¡oh Yahveh!, lo designaste, para castigar, ¡oh Roca!, lo pusiste.


Mandaré delante de ti el espanto, que pondrá en fuga a los jiveos, a los cananeos y a los hititas.


al que cabalga por los cielos, los cielos primitivos: ved que eleva su voz, su voz potente.


Por la espalda y de frente tú me cercas, por encima de mí tienes la mano.


Sube al país de Meratáin, sube contra él, y contra los habitantes de Pecod. Mata y ejecuta el anatema con ellos -oráculo de Yahveh-, y haz todo cuanto yo te ordeno.


Yo enseñé a Efraín a andar, los llevé en mis brazos; pero no comprendieron que yo los cuidaba.


Pero tú, Belén, Efratá, aunque eres pequeña entre los clanes de Judá, de ti me ha de salir el que ha de dominar en Israel. Sus orígenes vienen de antaño, de tiempos lejanos.


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