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Deuteronomio 12:20 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Cuando Yahveh, tu Dios, haya ensanchado tus dominios, como te lo ha dicho, y digas: 'Quisiera comer carne', porque te apetece comer carne, podrás comerla siempre que lo desees.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 »Cuando el Señor tu Dios expanda tu territorio, tal como lo prometió, y tengas ganas de comer carne, podrás comer carne con libertad cada vez que lo desees.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Cuando Yavé haya ensanchado tus fronteras, como te tiene prometido, y quieras comer carne, podrás hacerlo siempre que quieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Cuando YHVH tu Dios ensanche tus fronteras como te ha prometido, y digas: Voy a comer carne, porque anhelas comer carne, entonces podrás comer toda la carne que desees.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu término, como Él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseó tu alma comerla, conforme a todo el deseo de tu alma comerás carne.

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Deuteronomio 12:20
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Si Yahveh, tu Dios, ensancha tu territorio, como se lo juró a tus padres, y te da toda la tierra que a tus padres prometió darles,


Todo lugar que pise la planta de vuestros pies será vuestro: desde el desierto al Líbano, y desde el río, el Éufrates, hasta el mar occidental se extenderán vuestras fronteras.


Cuando yo arroje a las naciones de delante de ti y dilate tus fronteras, nadie codiciará tu tierra mientras subes a presentarte ante Yahveh, tu Dios, tres veces al año.


Tu descendencia será como el polvo de la tierra; y te extenderás a occidente y a oriente, al septentrión y al mediodía, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.


pues él calma al sediento y satura de bienes al hambriento.


Yabés invocó al Dios de Israel, diciendo: 'Si realmente me bendices y ensanchas mi territorio, si tu mano está conmigo, alejarás el mal y no sentiré aflicción'. Y Dios le otorgó lo que pedía.


Con todo, siempre que lo desees, podrás matar y comer carne dentro de todas tus ciudades, conforme a la bendición que Yahveh, tu Dios, te haya otorgado; podrán comerla el impuro y el puro, como se come la gacela y el ciervo.


Fijaré tus confines desde el mar de los Juncos hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Río. Pondré en tu mano a los habitantes del país y los arrojaré de tu presencia.


Dios me es testigo de cuántos deseos tengo, en las entrañas de Cristo Jesús, de estar con todos vosotros.


Y al ver la abundante gracia que Dios derramó sobre vosotros, manifestarán en su oración el ardiente afecto que os tienen.


Yo suspiro, Señor, por tu socorro, y tu ley constituye mis delicias.


Mira mi amor a tus mandatos y hazme vivir en tu justicia.


Mi alma se deshace de nostalgia hacia tus decisiones, de continuo.


Cuán amable es tu morada, Señor de los ejércitos.


Salmo. De David. Estando en el desierto de Judá.


Y se le ocurrió a David decir: '¡Quién me diera a beber agua del pozo que hay a la puerta de Belén!'.


El espíritu del rey se consumía en deseos de ver a Absalón, pues ya se había consolado de la muerte de Amnón.


Por eso se dio a aquel lugar el nombre de Quibrot Hatavá, porque allí enterraron a la chusma que se había entregado a la glotonería.


sino un mes entero: hasta que os salga por las narices y os dé asco, por haber menospreciado a Yahveh, que está en medio de vosotros, y por haberos lamentado ante él, diciendo: '¿Por qué hemos salido de Egipto?''.


Una chusma que se habían mezclado con el pueblo sintió tan insaciable apetito que incluso los israelitas rompieron a lamentarse de nuevo y decían: '¡Quién nos diera a comer carne!


Ahora bien, si tú te has ido porque tenías nostalgia de la casa de tu padre, ¿por qué has robado mis dioses?'.


Sentía ya gran añoranza de todos vosotros y andaba preocupado, porque habíais tenido noticias de su enfermedad.


Si el lugar escogido por Yahveh, tu Dios, para poner en él su nombre te queda demasiado lejos, podrás matar reses de tu ganado mayor y menor que Yahveh te ha dado siguiendo las normas prescritas y lo podrás comer dentro de tus ciudades a la medida de tus deseos.


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