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Daniel 9:26 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Pasadas las sesenta y dos semanas matarán al ungido y nada quedará. Vendrá un príncipe con su tropa y destruirá la ciudad y el santuario. El final será un cataclismo, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones decretadas.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 »Después de este período de sesenta y dos conjuntos de siete, matarán al Ungido sin que parezca haber logrado nada y surgirá un gobernante cuyos ejércitos destruirán la ciudad y el templo. El fin llegará con una inundación; guerra, y la miseria que acarrea, está decretada desde ese momento hasta el fin.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Después de las sesenta y dos semanas, será eliminado un hombre consagrado, sin que se encuentre culpa en él. Llegará un pueblo cuyo jefe destruirá la ciudad y el Templo: todo quedará sumergido y habrá guerras y desastres hasta el fin.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el Santuario, pero su fin será como una inundación, y hasta el fin de la guerra han sido decretados asolamientos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo del príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra las asolaciones están determinadas.

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Daniel 9:26
39 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Kaf. Extermina a sus adversarios, lanza a las tinieblas a sus enemigos.


Arrestado y sentenciado se lo llevaron, y de su destino, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos, por el pecado de su pueblo lo hirieron de muerte.


Y Jesús le contestó: '¿Ves esas grandes construcciones? Pues no quedará piedra sobre piedra que no sea demolida'.


Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus cardenales habéis sido curados.


¿Acaso no era necesario que el Cristo padeciera esas cosas para entrar en su gloria?'.


El les contestó: 'Elías, desde luego, ha de venir antes, para restablecerlo todo, pero ¿no está escrito acerca del Hijo del hombre que habrá de padecer mucho y ser menospreciado?


Él les dijo: '¿No veis todo esto? Pues os aseguro que no quedará aquí piedra sobre piedra: todo será demolido'.


Porque también Cristo murió de una vez para siempre por los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a Dios. Entregado a la muerte según la carne, fue vivificado según el espíritu,


Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.


Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que en él llegáramos nosotros a ser justicia de Dios.


'Sus hijos se prepararán para la guerra y reunirán numerosas y fuertes tropas. Uno de ellos avanzará invadirá, atravesará y volverá a atacar la fortaleza.


Concertará una alianza con muchos durante una semana; y en la mitad de la semana suprimirá el sacrificio y la oblación. Pondrá sobre el ala del templo la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se desplome sobre el devastador.'


por eso ved que el Señor hace subir contra ellos las aguas del Río, poderosas y caudalosas, -al rey de Asiria y toda su gloria-, que subirán sobre sus cauces, desbordarán todas sus riberas,


A esto habéis sido llamados. Porque también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas.


Ya no hablaré mucho con vosotros, porque está al llegar el jefe del mundo. Contra mí nada puede;


y les dijo: 'Así está escrito: que el Cristo tenía que padecer; que al tercer día había de resucitar de entre los muertos,


Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el plazo de los gentiles se cumpla.


Pero, cuando oigáis fragores de batallas y noticias de guerras, no os alarméis. Eso tiene que suceder, pero todavía no es el fin.


Entonces el rey se enfureció y, enviando sus tropas, acabó con aquellos asesinos y les incendió la ciudad.


'El reino de los cielos se parece a un rey que preparó el banquete de bodas de su hijo.


Es el Señor, Yahveh Sebaot, quien toca la tierra, y ella vacila y todos sus habitantes lloran; crece toda ella como el Nilo y mengua como el Nilo de Egipto.


¿No temblará por esto la tierra, y no llorarán todos sus habitantes? Subirá toda ella como el Nilo, crecerá y menguará como el Nilo de Egipto.


Y dijo Yahveh: 'Llámalo 'No-mi-pueblo', porque ni vosotros sois mi pueblo ni yo soy vuestro Dios'.


¿Quién es ése que crece como el Nilo, cuyas aguas rugen como ríos?


Como el agua me disuelvo, todos mis huesos se dislocan; mi corazón es como cera que se derrite en mis entrañas.


'De todo esto que estáis viendo, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra: todo será demolido'.


Mirad que vuestra casa se os quedará desierta.


Pondrá sus miras en apoderarse de todo su reino y hará un pacto con él. Le dará una hija por mujer para llevarlo a la ruina, pero el plan no le saldrá bien ni redundará en su favor.


Subió sobre Babilonia el mar, por la masa de las olas está cubierta.


Las fuerzas invasoras se hundirán ante él y serán destrozadas, lo mismo que el príncipe de una alianza.


Entonces ellos dijeron al rey: 'Aquel hombre nos aniquiló y trató de extinguirnos para hacernos desaparecer de todo el territorio de Israel.


¡Mirad! Un fuerte y poderoso de parte del Señor, como turbión de granizo, como tempestad devastadora, como tormenta de aguas potentes, desbordantes, los arroja por tierra con violencia.


Ahora, pues, no seáis fanfarrones, no sea que se refuercen vuestras cadenas, porque he escuchado la destrucción decretada por Yahveh Sebaot, contra toda la tierra.


'El rey actuará a su capricho, se henchirá de soberbia, se ensalzará por encima de todos los dioses y dirá cosas arrogantes contra el Dios de los dioses. Tendrá éxito hasta que la cólera llegue a su colmo, porque lo que está decretado se cumplirá.


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