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Daniel 9:20 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Estaba yo aún hablando, orando, confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica a Yahveh, mi Dios, por su santa montaña;

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Biblia Reina Valera 1960

20 Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Yo seguí orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo, rogándole al Señor mi Dios por Jerusalén, su monte santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 A la hora de la ofrenda de la tarde estaba todavía hablando y orando, confesando mi pecado y el de mi pueblo Israel, suplicando a Yavé mi Dios por su santa montaña.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de YHVH mi Dios por el monte santo de mi Dios,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Aún estaba yo hablando, y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentaba mi súplica delante de Jehová mi Dios por la montaña santa de mi Dios;

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Daniel 9:20
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

está vecino al que le invoca, al que lo llama con verdad.


ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios-.


Entonces llamarás y Yahveh responderá; pedirás socorro, y él dirá: '¡Aquí estoy!'. Si retiras de en medio de ti el yugo, el señalar con el dedo y el hablar descarado;


En nombre de tu justicia, aparta, Señor, tu ira y tu furor de Jerusalén, tu ciudad, tu santa montaña; pues, por nuestros pecados y por las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos los que nos rodean.


Antes que me llamen, yo responderé; estarán aún hablando y yo escucharé.


Yo dije: '¡Ay de mí! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.


Te confesé mis faltas y no encubrí mis culpas, pensando: 'Confesaré mis yerros al Señor', y tú me perdonaste el mal de mi pecado. Selah


Me llevó en espíritu a un monte grande y elevado y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, de parte de Dios.


Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, preparada como esposa ataviada para su esposo.


pues todos fallamos muchas veces. Si alguno no falla en el hablar, ése es varón perfecto, capaz de refrenar todo el cuerpo.


Mientras así oraban, retembló el lugar donde estaban reunidos y, llenos todos del Espíritu Santo, proclamaban con valentía la palabra de Dios.


Así dice Yahveh Sebaot: quiero volver a Sión y habitar en Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte de Yahveh Sebaot Monte Santo.


Por aquellos días, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas.


los llevaré a mi santa montaña y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.


Por cierto, no existe en la tierra hombre tan justo que haga el bien y nunca peque.


Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y niños. El pueblo lloraba muy copiosamente.


Estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, la que al presente te dirijo día y noche ante tu presencia por los israelitas, tus siervos, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, pues también yo y la casa de mi padre hemos pecado.


Él prosiguió: 'No temas, Daniel, porque desde el primer día en que intentaste comprender y te humillaste ante tu Dios, fueron oídas tus palabras, y por causa de ellas he venido yo a ti.


Instalará las tiendas de su campamento real entre el mar y el monte de la santa Magnificencia. Pero se acerca su fin y no habrá nadie que le ayude.'


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