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Daniel 7:28 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Hasta aquí el relato. Yo, Daniel, quedé asustado de mis pensamientos, palidecí y lo guardé todo en mi corazón.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Aquí termina la visión. Yo, Daniel, estaba espantado por mis pensamientos y mi rostro estaba pálido de miedo, pero no le dije nada a nadie.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Aquí se acaba el relato. Esas visiones me habían aterrorizado a mí, Daniel, y mi rostro había mudado de color, pero conservaba todo eso en mi corazón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Aquí tuvieron fin sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron mucho y palideció mi rostro, pero guardé el asunto en mi corazón.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

28 Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.

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Daniel 7:28
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Bajó con ellos y regresó a Nazaret; y vivía bajo su autoridad. Pero su madre retenía cuidadosamente todas estas cosas en su corazón.


María, por su parte, retenía todas estas cosas repensándolas en su corazón.


Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perdí el vigor.


Yo, Daniel, caí desfallecido y estuve enfermo varios días. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. La visión me había aturdido y no acaba de entenderla.


Yo, Daniel, quedé turbado en mi espíritu por todas estas cosas y las visiones de mi mente me aterraron.


eres tú, ¡oh rey!, que has crecido y te has hecho fuerte; tu grandeza se ha acrecentado y ha llegado hasta el cielo, y tu imperio hasta los confines de la tierra'.


'Grabad bien en vuestros oídos las palabras que os voy a decir: el Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres'.


Toda aquella multitud, al verlo venir, quedó sorprendida y corrió en seguida a saludarlo.


Mas tú, vete y descansa. Al final de los días te levantarás para recibir tu parte'.


Él respondió: 'Vete, Daniel, porque estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.


'Los dos reyes maquinarán en su corazón hacer daño el uno al otro y se hablarán falazmente sentados a la misma mesa; pero eso no tendrá éxito, porque aún hay un plazo hasta el tiempo prefijado.


Después dijo: 'Mira, voy a darte a conocer lo que sucederá al final de la cólera, porque el fin está prefijado.


Vino hacia mí y, cuando se acercó, me sentí atemorizado y caí rostro en tierra. Él me dijo: 'Debes entender, hijo de hombre; que la visión se refiere al tiempo del fin'.


Entonces al rey se le mudó el color del rostro, sus pensamientos le aterraron, se le relajaron las articulaciones de las caderas y sus rodillas chocaban una contra otra.


Lo contó a su padre y a sus hermanos y su padre le reprendió diciéndole: '¿Qué sueño es ése? ¿Es que yo, tu madre y tus hermanos hemos de venir a postrarnos en tierra ante ti?'.


Sus hermanos le cobraron envidia, pero su padre rumiaba aquellas palabras.


En el año tercero del reinado de Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión, después de aquella que ya había tenido.


Entonces, uno que tenía apariencia humana tocó mis labios. Abrí la boca, hablé y dije al que estaba delante de mí: 'Señor mío, durante la visión sentí grandes dolores y he quedado exhausto.


Entonces Daniel, llamado Baltasar, quedó un instante confuso, turbado en sus pensamientos. El rey tomó la palabra y dijo: 'Baltasar, que no te asuste el sueño ni su interpretación'. Baltasar respondió: 'Mi señor, sea el sueño para tus enemigos y su interpretación para tus adversarios.


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