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Cantares 5:2 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Una voz! Mi amado llama: '¡Ábreme, hermana, amada mía, mi paloma sin mancha; mi cabeza rezuma de rocío; mis bucles, de las gotas de la noche'.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Yo dormía, pero mi corazón estaba atento, cuando oí que mi amante tocaba a la puerta y llamaba: «Ábreme, tesoro mío, amada mía, mi paloma, mi mujer perfecta. Mi cabeza está empapada de rocío, mi cabello, con la humedad de la noche».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Yo dormía, pero mi corazón estaba despierto. Oí la voz de mi amado que me llamaba: 'Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, preciosa mía; que mi cabeza está cubierta de rocío, y mis cabellos, de la humedad de la noche.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Ella Yo dormía, pero mi corazón velaba: ¡Una voz! ¡Mi amado está llamando! Él ¡Ábreme, hermana mía, amada mía, Paloma mía, perfecta mía! Porque mi cabeza está empapada de rocío, Y mis cabellos del relente de la noche.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía; porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche.

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Cantares 5:2
39 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo.


Paloma mía que anidas en las grietas de la roca, en los huecos escarpados, déjame ver tu figura, hazme sentir tu voz; que tu voz es suave, tu figura, graciosa.


Después, el ángel que hablaba conmigo volvió a despertarme como a quien se le despierta del sueño,


Pero una es mi paloma, mi perfecta, la única de su madre, la preferida de la que la alumbró. Al verla, las doncellas la agasajan, las reinas y las esposas la celebran.


Álef. Dichosos los que, sin mancha en su conducta, la ley del Señor toman por guía;


para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías cuando dijo: Él mismo tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.


Como muchos se horrorizaron de él -tan desfigurado tenía el aspecto, su apariencia era tan distinta de la humana-,


Mi espalda ofrecí a quienes me azotaban, mis mejillas a quienes me mesaban la barba, no hurté mi rostro a las afrentas ni a los salivazos.


Las aguas caudalosas no podrían extinguir el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera como precio del amor los bienes todos de su casa, sería ciertamente despreciado.


Yo me dije: 'Subiré a la palmera, cogeré sus racimos'.


Su cabeza, oro puro, sus guedejas, racimos de palmera y negras como el cuervo.


Me has raptado el corazón, hermana, novia mía me has raptado el corazón con una de tus miradas, con una sarta del collar.


Eres toda hermosa, amada mía, no hay defecto en ti.


En mi lecho, en la noche, buscaba yo al amado de mi alma: lo buscaba y no lo hallé.


Mi amado me llama y me dice: ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven!


¡Una voz! ¡Es mi amado! Ya se acerca brincando por los montes, saltando por los collados.


Confía en mí, hijo mío; disfruten tus ojos en mis sendas.


No habrá en medio de ti un dios extraño, ni ante dios extranjero te habrás de prosternar:


Jacob sirvió por Raquel siete años, que le parecieron como unos días, por el amor que le tenía.


Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Éstos fueron rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.


Pero tienes en Sardes unas pocas personas que no han manchado sus vestiduras. Éstos andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos.


Por eso se dice: 'Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y brillará sobre ti Cristo'.


Y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí. Y respecto del vivir ahora en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.


Cuando ha sacado a todas las suyas, camina delante de ellas y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.


Y en medio de la angustia, seguía orando con más intensidad. Su sudor era como gruesas gotas de sangre que caían en tierra].


Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero se despertaron y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que con él estaban.


Por aquellos días, salió hacia el monte para orar y pasó la noche en oración ante Dios.


Por la mañana, muy temprano, antes de amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y se quedó allí orando.


Mientras él hablaba conmigo, caí rostro en tierra desmayado. Él me tocó y me puso de pie en el lugar donde me hallaba.


Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, le abren.


¡Qué hermoso eres, amado mío, qué dulce delicia! Nuestro lecho es de fronda.


Abrí a mi amado; mas mi amado se había ido ya, se había marchado. Mi corazón salió tras el eco de sus pasos: le busqué y no le hallé.


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