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Amós 6:1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ay de los que viven tranquilos en Sión y de los que se sienten seguros en el monte de Samaría, hombres notables de la primera de las naciones, a quienes acude la casa de Israel!

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Ay de los reposados en Sion, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Qué aflicción les espera a ustedes que están a sus anchas en medio de lujos en Jerusalén, y a ustedes que se sienten seguros en Samaria! Son famosos y conocidos en Israel, y la gente acude a ustedes en busca de ayuda.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Ay de ustedes, los primeros de la primera de las naciones, a quienes acude todo el mundo en Israel! Ustedes descansan en su orgullo y se sienten seguros en el cerro de Samaria,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Ay de los que viven tranquilos en Sión, Y de los que confían en el monte de Samaria, Hombres prominentes de la primera de las naciones, A quienes acude la casa de Israel!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 ¡Ay de los reposados en Sión, y de los confiados en la montaña de Samaria, los que son llamados principales de las naciones, ante quienes acude la casa de Israel!

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Amós 6:1
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Habéis disfrutado en la tierra, os habéis entregado al placer, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza.


Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaría, que oprimís a los indigentes, maltratáis a los pobres y decíais a vuestros maridos: '¡Traed acá! ¡Bebamos!'.


En aquel tiempo, registraré Jerusalén con linternas y castigaré a los hombres que se sientan sobre las heces y dicen en su corazón: 'Yahveh no hace nada, ni bueno ni malo'.


Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que aquella gente vivía confiada, a la manera de los sidonios, tranquila y segura, sin que faltara nada en el país, rico en recursos, alejado de los sidonios y sin relación alguna con nadie.


Nos engendró por propia iniciativa, con palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de su creación.


Levantaos, subid contra una nación tranquila, que habita segura -oráculo de Yahveh- que no tiene ni puertas ni cerrojos, vive solitaria.


Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los impíos. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?


Abandonad en él todas vuestras preocupaciones, porque él cuida de vosotros.


que juran por Asemá de Samaría y dicen: '¡Viva tu dios, Dan!' y '¡Viva el culto de Berseba!'. Caerán y no se levantarán.


No confiéis en estas engañosas palabras: 'Templo de Yahveh, templo de Yahveh, templo de Yahveh es éste'.


Compró el monte de Samaría a Sémer por dos talentos de plata y lo fortificó; y a la ciudad que había construido la llamó Samaría, del nombre de Sémer, propietario del monte.


Álef. ¡Ay, cómo se sienta solitaria la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.


Descansaba Moab desde su juventud, reposaba como vino en su poso; no había sido trasegado de tinaja en tinaja, ni había ido al destierro; por eso retenía su sabor, no se alteraba su aroma.


Bastante se ha saciado nuestra alma de las burlas del holgado, de las afrentas del soberbio.


Sólo a vosotros conocí entre todas las familias de la tierra, por eso os castigaré por todas vuestras iniquidades.


Proclamad en los palacios de Asdod y en los palacios del país de Egipto y decid: 'Congregaos en el monte de Samaría y mirad sus enormes desórdenes y cuántas opresiones en su interior'.


La rebeldía de los simples es su muerte y la indolencia de los necios su perdición.


Santo para Yahveh era Israel, primicia de su cosecha; cuantos lo comían, pecaban, les llegaba la desgracia -oráculo de Yahveh-.


Iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino de Yahveh, el derecho de su Dios'. Pero son precisamente todos éstos quienes quebraron el yugo y rompieron las coyundas.


A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, esos que dicen: 'No se acercará ni vendrá sobre nosotros la desgracia'.


Y dije: 'Escuchad, pues, jefes de Jacob, gobernantes de la casa de Israel: ¿acaso no os toca a vosotros reconocer el derecho?'.


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