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2 Reyes 21:16 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Además, Manasés derramó muchísima sangre inocente, hasta inundar Jerusalén de un extremo a otro, aparte del pecado de haber inducido a Judá a que hiciera lo que es malo a los ojos de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Manasés también asesinó a mucha gente inocente, a tal punto que Jerusalén se llenó de sangre inocente de un extremo a otro. Eso fue además del pecado que hizo cometer a los habitantes de Judá, al inducirlos a hacer lo malo a los ojos del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Además del pecado que Manasés hizo cometer a Judá, haciendo lo que es malo a los ojos de Yavé, derramó hasta tal punto la sangre inocente que Jerusalén quedó repleta de un extremo al otro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Además Manasés derramó mucha sangre inocente, hasta llenar de ella a Jerusalem de un extremo a otro, aparte de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciera lo malo a ojos de YHVH.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de un extremo a otro: además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.

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2 Reyes 21:16
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero Manasés extravió a Judá y a los habitantes de Jerusalén y los indujo a practicar el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hacían las naciones que Yahveh había exterminado delante de Israel.


'Porque Manasés, rey de Judá, ha cometido estas abominaciones y ha hecho más mal que cuanto hicieron antes de él los amorreos, y ha hecho pecar a Judá con sus ídolos,


No profanéis la tierra en que vivís; porque la sangre profana la tierra, y la tierra no puede purificarse de la sangre que se derramó en ella sino por la sangre de quien la derramó.


Fueron apedreados, puestos a prueba, aserrados; murieron al filo de la espada; fueron de acá para allá cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidad, sufriendo tribulación, maltratados.


¡Jerusalén, Jerusalén: la que mata a los profetas y apedrea a los que fueron enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina a sus polluelos bajo sus alas! Pero vosotros no quisisteis.


Los pontífices recogieron las monedas de plata y dijeron: 'No se deben echar en el tesoro del templo, porque son precio de sangre'.


Porque me han abandonado, han enajenado este lugar, han incensado en él a otros dioses que no conocieron ni ellos ni sus padres ni los reyes de Judá, han llenado este lugar de sangre inocente


Los haré el horror de todos los reinos de la tierra, por causa de Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.


si no oprimís al forastero, al huérfano y a la viuda; si no derramáis sangre inocente en este lugar y no vais tras otros dioses para desgracia vuestra,


Hasta en tus faldas se encuentra sangre de pobres, de inocentes, a quienes no sorprendiste en flagrante. Si, a pesar de todo eso,


Colocó el ídolo de la aserá que se había fabricado en el templo del que Yahveh, había dicho a David y a Salomón, su hijo: 'En este templo, y en Jerusalén, la que yo escogí de entre todas las tribus de Israel, estableceré mi nombre para siempre.


Dijo Moisés a Aarón: '¿Qué te ha hecho este pueblo, para que hayas cargado sobre él tan gran pecado?'.


porque hicieron lo que es malo a mis ojos y así provocaron mi enojo desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy'.


Sí; esta ciudad ha sido para mí la causa de mi ira y de mi furor desde el día en que la construyeron hasta hoy, de modo que tendré que apartarla de mi presencia


Me dijo: 'La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande, muy grande; el país está lleno de sangre y la ciudad llena de injusticia, porque dice: 'Yahveh ha abandonado el país, Yahveh no ve nada'.


Por la sangre que derramas te haces culpable y con los ídolos que fabricas te contaminas: así adelantas tus días y llegas al término de tus años. Por eso voy a hacer de ti la burla de las naciones y la irrisión de todos los países.


No obstante, persistió en las prevaricaciones de Jeroboán, hijo de Nebat, que había hecho pecar a Israel, y no se apartó de ellas.


Hizo lo que es malo a los ojos de Yahveh, pues siguió las abominaciones de las naciones que Yahveh arrojó de delante de los israelitas.


Seis cosas hay que aborrece Yahveh, y siete que abomina su alma:


ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que vierten sangre inocente,


'Tú, hijo de hombre, ¿quieres juzgar? ¿Quieres juzgar a la ciudad sanguinaria? Dale a conocer todas sus abominaciones.


Pero hombres justos las juzgarán como se juzga a las adúlteras y a las homicidas, porque adúlteras son y hay sangre en sus manos.'


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