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2 Reyes 19:1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 El rey Ezequías, al oírlo, rasgó sus vestiduras y, cubierto de saco, entró en el templo de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Cuando el rey Ezequías oyó el informe, rasgó su ropa, se vistió de tela áspera y entró al templo del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Apenas oyó esas palabras el rey Ezequías rasgó su ropa, se cubrió con un saco y se dirigió a la casa de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y aconteció que al oírlo el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, se cubrió de saco, y fue a la Casa de YHVH.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Y aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.

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2 Reyes 19:1
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Eliaquín, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el cronista, se presentaron a Ezequías con las vestiduras rasgadas y le refirieron las palabras del copero mayor.


Al oír Ajab todas estas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un saco sobre la carne y ayunó. Se acostaba con el saco puesto y andaba abatido.


Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos días.


'¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habrían convertido.


Vístanse de saco hombres y animales, clamen a Dios con vehemencia, y conviértase cada cual de su mala conducta y de la violencia de sus manos.


El rey y todos sus servidores, que habían oído todas aquellas palabras, no se asustaron ni rasgaron sus vestiduras.


En cuanto a mí, cuando eran ellos quienes padecían, mi vestido era el saco, humillaba el vigor con el ayuno, y en mi seno repetía mi plegaria.


Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué pelos de la cabeza y de la barba y me senté desolado.


Cuando el rey oyó estas palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras. Y como pasaba sobre la muralla, el pueblo pudo ver que por dentro llevaba un sayal sobre su carne.


Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y exclamó: '¿Es que yo soy Dios para que pueda quitar o dar la vida, y por eso éste me envía un hombre para que lo cure de la lepra? Reparad y ved que está buscando ocasión de querella contra mí'.


'¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí? Por haberse humillado delante de mí, no traeré la desgracia sobre su casa durante su vida, sino que la traeré durante la vida de su hijo'.


Un hombre de Benjamín salió corriendo del campo de batalla y llegó aquel mismo día a Siló con los vestidos rasgados y la cabeza cubierta de polvo.


Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: '¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo acabáis de oír la blasfemia.


Yo encargaré a mis dos testigos que profeticen durante mil doscientos sesenta días, vestidos de sayal.


Entonces Sanaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, partió, regresó a Nínive y allí se quedó.


La gente de Nínive creyó en Dios; proclamó un ayuno y grandes y pequeños se vistieron de saco.


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