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2 Pedro 3:1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Ésta es ya, queridos hermanos, la segunda carta que os escribo. Y en ambas procuro excitar en vosotros, con el recuerdo, una sincera inteligencia.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Queridos amigos, esta es la segunda carta que les escribo y, en ambas, he tratado de refrescarles la memoria y estimularlos a que sigan pensando sanamente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Esta es ya, queridos, la segunda carta que les escribo. En ambas he intentado recordarles la sana doctrina.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Amados, ésta es ya la segunda epístola que os escribo, en las cuales despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Amados, esta segunda carta escribo ahora a vosotros; en la cual despierto vuestro sincero entendimiento, por recordatorio;

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2 Pedro 3:1
15 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por eso te insisto en que reavives ese don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.


Una vez ya purificados con la sumisión a la verdad ordenada a un sincero amor fraterno, amaos de corazón y con sinceridad unos a otros.


No te precipites en imponer las manos a nadie, ni te hagas responsable de pecados ajenos. Consérvate limpio de pecado.


Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.


Salmo. De Asaf. Dios es bueno, en verdad, con Israel, con los de puro corazón.


El que tiene manos limpias y puro el corazón; que a lo vano no eleva sus deseos ni jura con perfidia.


Dije antes, y ahora repito, ausente, lo mismo que hice la segunda vez, cuando estaba presente, a los que antes pecaron y a todos los demás: que, de venir otra vez, ya no tendré miramientos,


Pero aunque hablamos de esta manera, en vuestro caso, queridos hermanos, confiamos en que vuestra situación sea mejor y cercana a la salvación.


Queridos hermanos, os exhorto a que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos puramente humanos que combaten contra el alma.


Una cosa no debe quedaros oculta, queridos hermanos: que un día es ante el Señor como mil años y mil años como un día.


Por eso, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que él os halle en paz, sin mancha e irreprensibles.


Vosotros, pues, queridos hermanos, que lo sabéis de antemano, guardaos; no sea que, arrastrados por el error de hombres sin ley, caigáis de vuestra propia firmeza.


Quiero recordaros a vosotros, los que todo lo habéis conocido de una vez para siempre, que el Señor, después de salvar de Egipto al pueblo, hizo perecer luego a los que no creyeron.


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