Aquel día consagró el rey la parte central del atrio situado delante del templo de Yahveh, pues allí ofreció los holocaustos y las oblaciones juntamente con las grasas de los sacrificios de comunión, porque el altar de bronce que estaba delante de Yahveh resultaba demasiado pequeño para contener los holocaustos, las oblaciones y las grasas de los sacrificios de comunión.
Estaba también allí, delante de la tienda del encuentro de Yahveh, el altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur. Salomón y la asamblea fueron allí para consultarle.
Tres veces al año ofrecía Salomón holocaustos y sacrificios de comunión sobre el altar que había edificado a Yahveh, y solía quemar incienso sobre el que estaba delante de Yahveh, una vez acabado el templo.
Al oír Asá estas palabras, esta profecía de Azarías, hijo de Oded, el profeta, cobró ánimos e hizo desaparecer los ídolos de todo el país de Judá y de Benjamín y de las ciudades que él había conquistado en la montaña de Efraín y restauró el altar de Yahveh que estaba delante del vestíbulo de Yahveh.
También consagró Salomón la parte central del atrio situado delante del templo de Yahveh, porque allí ofreció los holocaustos y las grasas de los sacrificios de comunión, porque el altar de bronce que había hecho Salomón resultaba demasiado pequeño para contener los holocaustos, las oblaciones y las grasas.
Se presentaron luego al rey Ezequías y le dijeron: 'Hemos purificado todo el templo de Yahveh: el altar de los holocaustos con todos sus utensilios y la mesa de los panes de la presencia con todos los suyos.