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2 Crónicas 36:14 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Igualmente todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus prevaricaciones, siguiendo todas las abominaciones de los pueblos, y contaminaron el templo de Yahveh, que él se había consagrado en Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

14 También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Asimismo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo se volvieron cada vez más infieles. Siguieron todas las prácticas paganas de las naciones vecinas y profanaron el templo del Señor que había sido consagrado en Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Del mismo modo todos los jefes, los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según todas las costumbres abominables de las naciones paganas, y mancharon la Casa de Yavé, que él se había consagrado en Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Asimismo, todos los príncipes de los sacerdotes y el pueblo aumentaron la infidelidad,° obrando según las abominaciones de las naciones, y profanando la Casa de YHVH, que Él había santificado en Jerusalem.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Y también todos los príncipes de los sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la prevaricación, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual Él había santificado en Jerusalén.

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2 Crónicas 36:14
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Yahveh, a nosotros la vergüenza en el rostro, a nuestros reyes, a nuestros príncipes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.


Desapareció de la tierra el piadoso, no queda un justo entre los hombres: todos acechan para derramar sangre, unos a otros se tienden redes,


no hemos escuchado a tus siervos los profetas, que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo del país.


Los príncipes de Israel están en ti para derramar sangre, cada uno de ellos tanta como puede.


Los jefes dijeron al rey: 'Hay que matar a este hombre, porque de este modo debilita las manos de los combatientes que quedan en esta ciudad y las manos de toda la población, diciéndoles semejantes cosas. Es claro que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal'.


Iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque éstos conocen el camino de Yahveh, el derecho de su Dios'. Pero son precisamente todos éstos quienes quebraron el yugo y rompieron las coyundas.


Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos cometido muy graves faltas; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes fuimos entregados al poder de los reyes de otras naciones, a la espada, al cautiverio, al saqueo y a la afrenta que cubre nuestro rostro, como en este día.


Pero Manasés extravió a Judá y a los habitantes de Jerusalén y los indujo a practicar el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hacían las naciones que Yahveh había exterminado delante de Israel.


Quemó, además, incienso en el valle de Ben Hinón e incluso hizo pasar a sus hijos por el fuego, conforme a las abominaciones de la gentes que Yahveh había arrojado de delante de los israelitas.


esto dice Yahveh, Dios de Israel: 'Yo traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes la desventura, es decir, todas las maldiciones escritas en el libro que han sido leídas en presencia del rey de Judá.


Se rebeló también contra el rey Nabucodonosor, que le había exigido juramento de fidelidad por Dios. Endureció su cerviz y se obstinó en su corazón para no convertirse a Yahveh, Dios de Israel.


Yahveh, Dios de sus padres, les envió mensajeros sin cesar, porque sentía compasión por su pueblo y por su morada.


Guardaréis mis sábados y respetaréis mi santuario. Yo, Yahveh.


Cuando hayas entrado en la tierra que te da Yahveh, tu Dios, no aprenderás a practicar las abominaciones de esas naciones,


Por eso los va a herir el león de la selva, el lobo de la estepa los devorará. El leopardo acecha junto a sus ciudades, todo el que salga de ellas será despedazado, porque muchas son sus transgresiones, sus apostasías son muy graves.


Pusieron sus abominaciones en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo,


y construyeron los lugares altos de Baal en el valle de Ben Hinón, para ofrecer a sus hijos y a sus hijas a Mólec -cosa que no les mandé, ni se me vino a las mientes que cometieran tal abominación-, haciendo pecar así a Judá.


y sabréis que yo soy Yahveh. Porque no habéis obrado según mis leyes ni habéis cumplido mis preceptos, sino que habéis actuado según los preceptos de las naciones que os rodean'.


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