27 mandó Ezequías ofrecer el holocausto sobre el altar. Y en el momento de comenzar el holocausto, comenzaron también los cantos a Yahveh y el sonar de las trompetas, acompañadas de los instrumentos de David, rey de Israel.
27 Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel.
27 Entonces Ezequías ordenó que pusieran la ofrenda quemada sobre el altar. Mientras se presentaba la ofrenda quemada, comenzaron los cánticos de alabanza al Señor, al son de las trompetas y de los demás instrumentos de David, rey anterior de Israel.
27 Ezequías mandó ofrecer el holocausto sobre el altar. Y al comenzar el holocausto comenzaron también los cantos y tocaron las trompetas junto con el coro de los instrumentos de David, rey de Israel.
27 Entonces Ezequías ordenó que se ofreciera el holocausto sobre el altar, y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de YHVH y el sonar de las trompetas con acompañamiento de los instrumentos de David, rey de Israel.
27 Entonces Ezequías mandó sacrificar el holocausto en el altar; y al tiempo que comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel.
A continuación Joadá montó una guardia en el templo de Yahveh bajo la autoridad de los sacerdotes y de los levitas que David había distribuido en el templo de Yahveh, para ofrecer holocaustos a Yahveh conforme está escrito en la ley de Moisés, con alegría y cánticos, según las disposiciones de David.
Luego, tras haber deliberado con el pueblo, designó a los que habían de cantar a Yahveh y entonarle alabanzas, los cuales, revestidos de ornamentos sagrados, salieron al frente de la tropa, diciendo: 'Alabad a Yahveh, porque es eterna su misericordia'.
Y todos los israelitas, al ver bajar el fuego y la gloria de Yahveh sobre el templo, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento y adoraron y alabaron a Yahveh: 'Porque es bueno, porque es eterna su misericordia'.
Hemán y Yedutún tocaban las trompetas y los címbalos y tenían instrumentos para acompañar los cánticos a Dios. Los hijos de Yedutún estaban encargados de la puerta.
Los sacerdotes atendían de pie a su ministerio, mientras los levitas, al son de los instrumentos músicos de Yahveh que había hecho el rey David para alabar a Yahveh -porque es eterna su misericordia-, entonaban las alabanzas compuestas por David. Los sacerdotes, frente a ellos, tocaban las trompetas. Y todo Israel estaba de pie.
Los israelitas que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos durante siete días con grande alegría, mientras los levitas y los sacerdotes cantaban alabanzas a Yahveh cada día con voz poderosa.