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2 Crónicas 22:3 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 También él siguió los caminos de la casa de Ajab, pues su madre le aconsejaba obrar impíamente.

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Biblia Reina Valera 1960

3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab, pues su madre le aconsejaba a que actuase impíamente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Ocozías también siguió el mal ejemplo de la familia del rey Acab, porque su madre lo animaba a hacer lo malo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 También él siguió los caminos de la familia de Ajab, pues su madre le aconsejaba mal.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab, y su propia madre fue su consejera para que obrara impíamente.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 También él anduvo en los caminos de la casa de Acab, porque su madre le aconsejaba a que hiciese impíamente.

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2 Crónicas 22:3
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pedro y Juan les respondieron: 'Juzgad si sería justo ante Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.


El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;


¿No os ha hecho como un mismo ser, de carne y de espíritu? Y, ¿qué busca este único ser? ¡Una descendencia para Dios! Guardad, pues, vuestro espíritu. No traicionéis a la esposa de vuestra juventud.


Siguió los caminos de la casa de Ajab, haciendo lo que es malo a los ojos de Yahveh, como la casa de Ajab, pues estaba emparentado con ella.


Ocozías tenía veintidós años cuando fue proclamado rey, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omrí.


Hizo, pues, lo que es malo a los ojos de Yahveh, como los de la casa de Ajab, los cuales, después de la muerte de su padre, fueron sus consejeros, para perdición suya.


sino que siguió los caminos de los reyes de Israel. Fabricó imágenes fundidas de los baales.


Porque la impía Atalía y sus hijos habían causado destrozos en el templo de Dios, e incluso habían dedicado a los baales todos los objetos sagrados del templo de Yahveh.


Después de la muerte de Joadá, vinieron los jefes de Judá a postrarse delante del rey y, en esta ocasión, el rey les prestó oídos.


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