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2 Crónicas 16:10 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Asá se irritó contra el vidente y lo puso en prisión, pues sus palabras le habían indignado Por aquel tiempo, Asá oprimió también a algunos del pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces se enojó Asa contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Asa se enojó tanto con Hananí por haberle dicho esto, que lo echó en la cárcel y lo puso en el cepo. En ese tiempo, Asa también comenzó a oprimir a algunos de su pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Asá se enojó contra el vidente y lo encadenó en la cárcel, pues estaba enojado con él por lo que había dicho. En este tiempo Asá maltrató también a gente del pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero Asa se irritó contra el vidente y lo metió en la cárcel° pues se había encolerizado en gran manera contra él por esto. Y por ese tiempo, Asa oprimió a algunos del pueblo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Y enojado Asa contra el vidente, lo echó en la casa de la cárcel, porque se encolerizó en extremo a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo.

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2 Crónicas 16:10
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

y decidle: 'Así ha ordenado el rey: metedlo en la cárcel y tenedlo a pan y agua con escasa ración, hasta que yo vuelva en paz''.


añadió a todas ellas esta otra: que encerró a Juan en la cárcel.


Lámed. Aplastar con los pies a todos los cautivos de un país;


Me devoró, me consumió Nabucodonosor, rey de Babel; me arrinconó como plato vacío, me engulló como dragón, llenó su panza, me expulsó.


Yahveh te ha constituido sacerdote en lugar del sacerdote Joadá, para que seas inspector en el templo de Yahveh, vigiles a las personas dementes y pongas en el cepo y en la argolla a quienes pretendan ser profetas.


Y Pasjur mandó azotar al profeta Jeremías y lo puso en el cepo que había en la puerta superior de Benjamín, en el templo de Yahveh.


pues la pongo en la mano de tus hostigadores, de aquellos que te decían: 'Dóblate, para que pasemos por encima'. Y hacías de tu espalda como suelo, como calle para los transeúntes'.


Que el justo me golpee y el pío me reprenda; mas el aroma del malvado no perfume mi cabeza:


Porque oprimió con violencia a los pobres, saqueó casas en vez de construirlas;


Ozías, que tenía en su mano el incensario para ofrecer el incienso, se enfureció; y en el momento de mostrar su cólera contra los sacerdotes, brotó lepra en su frente, en presencia de los sacerdotes, en el templo de Yahveh, junto al altar del incienso.


A estas palabras del profeta respondió el rey: '¿Te hemos nombrado acaso consejero del rey? Acaba ya, si no quieres que te mate'. Pero el profeta concluyó diciendo: 'Sé que Dios ha resuelto destruirte por haber hecho eso y por no escuchar mi consejo'.


A los habitantes de la ciudad los deportó y les obligó a manejar la sierra, las hachas y los picos de hierro, y a trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los amonitas. Luego regresó con todo el ejército a Jerusalén.


Dijo entonces David a Natán: 'He pecado contra Yahveh'. A lo que replicó Natán: 'Yahveh ha perdonado tu pecado; no morirás.


David mandó emisarios para que la trajeran; y ella se presentó ante David, que durmió con ella, cuando acababa de purificarse de su regla. Luego ella se volvió a su casa.


y diles: 'Así ha ordenado el rey: meted a éste en la cárcel y tenedlo a pan y agua, con escasa ración, hasta que yo vuelva en paz''.


Porque los ojos de Yahveh recorren toda la tierra para fortalecer a los que se le entregan con entero corazón. Neciamente has procedido esta vez. Por eso desde ahora habrá guerras contra ti'.


Los hechos de Asá, desde los primeros a los últimos, están consignados en el libro de los reyes de Judá y de Israel.


Pero cuando Joaquín, todos sus guerreros y todos los príncipes tuvieron noticia de sus palabras, el rey trató de darle muerte. Al enterarse Urías tuvo miedo, huyó y se refugió en Egipto.


Los jefes se encolerizaron contra Jeremías, lo golpearon y lo metieron en la prisión de la casa de Jonatán, el secretario, convertida en cárcel.


Al oír el rey Jeroboán lo que el varón de Dios gritaba contra el altar de Betel, extendió su mano desde encima del altar y dijo: '¡Prendedlo!'. Pero se le secó la mano que había extendido contra él y no pudo volverla hacia sí.


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