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1 Tesalonicenses 2:5 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Nunca recurrimos, como bien sabéis, a la adulación ni movidos por oculta codicia. Dios es testigo de ello.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Como bien saben, ni una sola vez tratamos de ganarlos adulándolos. ¡Y Dios es nuestro testigo de que nunca aparentamos ser amigos de ustedes con el fin de sacarles dinero!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Nunca los halagamos con palabras bonitas, como ustedes saben; ni tampoco buscamos dinero, y esto lo sabe Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Porque sabéis que nunca fuimos° con palabra de adulación, ni encubrimos avaricia, Dios es testigo;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis; ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;

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1 Tesalonicenses 2:5
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Es que os he explotado por medio de alguno de mis enviados?


Porque Dios, a quien doy culto en mi espíritu anunciando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que os recuerdo incensantemente


De nadie codicié plata, ni oro, ni vestidos.


Y en lo que os estoy escribiendo, ante Dios aseguro que no miento.


Empujados por la avaricia, se aprovecharán de vosotros con discursos mentirosos. Hace ya tiempo que ni su condenación está ociosa ni su perdición dormida.


apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros, vigilando, no obligados por la fuerza, sino de buen grado, según Dios; y no por sórdida ganancia, sino con generosidad;


Porque, como administrador de Dios que es, el obispo tiene que ser irreprochable, no arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni pendenciero, ni codicioso;


Vosotros sois testigos -y el mismo Dios lo es- de cuán religiosa, recta e irreprochable fue nuestra conducta para con vosotros, los creyentes.


Concededme más espacio en vuestro corazón. A nadie hemos perjudicado, a nadie hemos arruinado, a nadie hemos explotado.


Profiriendo discursos ampulosos y vacíos, seducen con pasiones de la carne y desenfrenos a los que apenas han acabado de distanciarse de los que viven en el error.


Igualmente, los diáconos han de ser dignos, sin doblez en el hablar, no dados a la bebida ni a sórdidos oficios,


no bebedor ni pendenciero, sino amable, conciliador, desinteresado;


Al contrario, hemos renunciado a los encubrimientos vergonzantes y no procedemos con astucia ni falseamos la palabra de Dios, sino que, por el contrario, mediante la manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos ante toda conciencia humana en la presencia de Dios.


Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.


Esos tales no sirven a Cristo, Señor nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos.


Digo la verdad en Cristo, no miento -y de ello me da testimonio mi conciencia en el Espíritu Santo-:


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues ni vosotros entráis ni a los que están entrando les dejáis entrar.


Y le envían unos discípulos suyos, con los herodianos, para decirle: 'Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas realmente el camino de Dios y que nada te importa de nadie, porque no te fijas en las apariencias de las personas.


¡Ah, si hubiera alguno de vosotros que cerrara las puertas, para que no encendierais mi altar inútilmente! No tengo complacencia alguna en vosotros -dice Yahveh Sebaot-, ni me es grata la oblación de vuestras manos.


Así habla Yahveh contra los profetas que seducen a mi pueblo, los que proclaman: '¡Paz!', mientras tengan algo que masticar entre sus dientes; pero declaran: '¡Guerra santa!' a quien no les pone algo en la boca.


Por eso daré sus mujeres a otros, sus campos a conquistadores, porque desde el menor al mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con engaño.


Porque desde el menor hasta el mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con engaño.


Estos perros voraces, que no conocen la hartura, son los pastores que no saben atender; todos ellos van a lo suyo, cada uno a su lucro sin excepción.


que dicen a los videntes: 'No veáis', y a los profetas: 'No nos profeticéis verdades, decidnos cosas halagüeñas profetizad ilusiones;


Quien corrige a otro hallará luego favor, más que quien adula con la lengua.


Quien anda intrigando descubre secretos: no te asocies con quien mucho habla.


Son como quien invita a los amigos a un festín, mientras languidecen los ojos de sus hijos.


¡Ay de ellos! Porque se fueron por el camino de Caín, por un salario se sumergieron en el extravío de Balaán y perecieron en la rebelión de Coré.


La lengua mentirosa produce víctimas, la boca lisonjera provoca la ruina.


Tengo en los cielos un testigo, en las alturas aún tengo un defensor.


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