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1 Samuel 25:24 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Luego, echándose a sus pies, exclamó: '¡Que la culpa, oh señor, caiga sobre mí! Pero permite que tu sierva hable en tu presencia y dígnate escuchar las palabras de tu sierva.

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Biblia Reina Valera 1960

24 y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Cayó a sus pies y le dijo: —Toda la culpa es mía en este asunto, mi señor. Por favor, escuche lo que tengo que decir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Agachada a sus pies le dijo: 'Señor, perdona mi audacia. Permítele a tu sirvienta decir una palabra; escucha las palabras de tu sirvienta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 y echándose a sus pies, dijo: ¡Señor mío, recaiga sobre mí la iniquidad! ¡Permite que tu sierva hable a tus oídos, y oye las palabras de tu sierva!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y oye las palabras de tu sierva.

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1 Samuel 25:24
15 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Ester volvió para hablar en presencia del rey: cayó a sus pies, se echó a llorar y le suplicó que apartara la maldad y el proyecto que Amán, el de Agag, había concebido contra los judíos.


Pero la mujer de Tecoa dijo al rey. '¡Caiga sobre mí y sobre la casa de mi padre la culpa, oh mi señor el rey, y queden limpios de ella el rey y su trono!'.


Perdona, te suplico, la falta de tu sierva, porque Yahveh hará una casa estable a mi señor, puesto que mi señor combate las guerras de Yahveh, y el mal no te alcanzará en tus días.


Entró ella y, cayendo a sus pies, se postró en tierra. Luego tomó a su hijo y salió.


El compañero se echó a sus pies y le suplicaba: '¡Ten paciencia conmigo, que ya te lo pagaré!'.


La mujer añadió: 'Permite a tu sierva que diga a mi señor el rey aún una palabra'. Él contestó: 'Habla'.


Y con estas palabras contuvo a sus hombres y no les permitió que se arrojaran sobre Saúl. Saúl se levantó, salió de la cueva y siguió su camino.


Tan pronto como Abigail vio a David se apresuró a bajarse del asno y cayendo rostro en tierra ante David, se prosternó.


Que mi señor no preste atención a un hombre perverso como Nabal, porque él es lo que su nombre significa: se llama Nabal y es realmente un insensato. Pero yo, tu sierva, no vi a los jóvenes que tú, mi señor, enviaste.


Con paciencia se ablanda al juez, la lengua suave quebranta los huesos.


Si la ira de quien manda se alza contra ti, no abandones tu puesto, porque la calma evita muchos errores.


Acercóse él, y ella le preguntó: '¿Eres tú Joab?'. Él respondió: 'Yo soy'. Le dijo entonces ella: 'Escucha las palabras de tu sierva'. Y él replicó: 'Estoy escuchando'.


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