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1 Crónicas 20:3 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 También sacó la población que había en ella y la puso a trabajar con sierras, picos de hierro y hachas. Lo mismo hizo David con todas las ciudades de los amonitas. Luego regresó con todo el ejército a Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Sacó también al pueblo que estaba en ella, y lo puso a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 También hizo esclavos a los habitantes de Rabá y los forzó a trabajar con sierras, picos y hachas de hierro. Así trató David a la gente de todas las ciudades amonitas. Luego David regresó a Jerusalén con todo el ejército.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Sacó de la ciudad a todos sus habitantes y los hizo despedazar con sierras, con trillos de dientes de acero y con hoces. Así hizo con todas las ciudades de los amonitas. Luego David regresó con todo su ejército a Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Sacó también a la gente que estaba allí y la obligó a trabajar con sierras, con trillos de hierro y con hachas. Y así hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y David regresó con todo el pueblo a Jerusalem.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Sacó también al pueblo que estaba en ella y les hizo cortar con sierras, con trillos de hierro, y con hachas. Lo mismo hizo David a todas las ciudades de los hijos de Amón. Y se volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.

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1 Crónicas 20:3
9 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

cuyos descendientes habían quedado después de ellos en el país porque los israelitas no habían podido entregarlos al anatema, los obligó Salomón a prestación personal servil hasta el día de hoy.


A los habitantes de la ciudad los deportó y les obligó a manejar la sierra, las hachas y los picos de hierro, y a trabajar en los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los amonitas. Luego regresó con todo el ejército a Jerusalén.


Ahora, pues, malditos seáis, y no dejaréis nunca de ser siervos, leñadores y aguadores para la casa de mi Dios'.


y amargaron su vida con rudos trabajos en arcilla, en adobes, en todas las faenas del campo y en toda suerte de labores, acompañadas de malos tratos.


Fueron apedreados, puestos a prueba, aserrados; murieron al filo de la espada; fueron de acá para allá cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidad, sufriendo tribulación, maltratados.


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