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Zacarías 9:17 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Porque ¡cuán grande es su bondad, y cuán grande su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes, y el vino nuevo a las doncellas.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Porque ¡cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los jóvenes, y el vino a las doncellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 ¡Qué espléndidos y hermosos serán! Los jóvenes florecerán con la abundancia de grano y las jóvenes con el vino nuevo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 ¡Ya se verán fuertes, ya serán hermosos! El trigo dará vigor a los jóvenes y el vino dulce, a las muchachas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 ¡Cuán grande será su felicidad y cuán grande su hermosura! El trigo multiplicará a los jóvenes y el mosto a las doncellas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 ¡Ah! ¡Cuánta es su belleza y su hermosura! El trigo hará crecer a los jóvenes y el vino a las doncellas.

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Zacarías 9:17
37 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Tus ojos verán al Rey en su hermosura; contemplarán la tierra que está lejana.


y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los que duermen.


Mi amado es blanco y rubio, distinguido entre diez mil.


Sea la hermosura de Jehová nuestro Dios sobre nosotros; y confirma sobre nosotros la obra de nuestras manos; Sí, la obra de nuestras manos confirma.


De Sión, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.


Tú eres más hermoso que los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.


¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.


¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado para los que en ti confían delante de los hijos de los hombres!


¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, temible en loores, hacedor de maravillas?


Y la ley entró para que el pecado abundase; pero cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia;


Mas Dios encarece su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.


Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.


Y será que en aquel tiempo las montañas destilarán vino nuevo, y los collados fluirán leche, y por todos los ríos de Judá correrán aguas; y saldrá una fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.


Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y mi pueblo nunca más será avergonzado.


Y vendrán, y cantarán en lo alto de Sión, y correrán al bien de Jehová, al pan, y al vino, y al aceite, y a las crías de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor.


Mira desde el cielo, y contempla desde la morada de tu santidad y de tu gloria: ¿Dónde está tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas y de tus misericordias para conmigo? ¿Se han estrechado?


De las misericordias de Jehová haré mención, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de su bondad hacia la casa de Israel, que les ha dado según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.


Proclamarán abundantemente la memoria de tu gran bondad, y cantarán de tu justicia.


Mas tú, oh Señor, eres Dios misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad;


Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, y grande en misericordia para con todos los que te invocan.


Una cosa he pedido de Jehová, y esta buscaré: Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.


Y saciaré de grosura el alma del sacerdote, y de mi bien será saciado mi pueblo, dice Jehová.


Que nuestros hijos sean como plantas crecidas en su juventud; Nuestras hijas como piedras angulares, labradas como las de un palacio;


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