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Sofonías 2:15 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Esta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y no más. ¡Cómo fue en asolamiento, en cama de bestias! Cualquiera que pasare junto a ella silbará, agitará su mano.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Esta es la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y no más. ¡Cómo fue asolada, hecha guarida de fieras! Cualquiera que pasare junto a ella, se burlará y sacudirá su mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Esta es la ruidosa ciudad que un día fue tan segura. «¡Yo soy la más grande! —se jactaba—. ¡No hay otra ciudad que se compare conmigo!». Sin embargo, ahora, miren la ruina en la que se convirtió, un refugio de animales salvajes. Todo el que pase por allí se reirá con desdén y sacudirá su puño en señal de desafío.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Ese será el fin de la ciudad alegre, que se sentía segura y que decía en su interior: 'Yo y nadie más que yo. ¿Y por qué, ahora no es más que un montón de ruinas donde se guarecen los animales? Todos los que pasan por allí silban, haciendo señas con la mano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Esta es la ciudad alegre que vivía despreocupada; que decía en su corazón: Nadie más que yo. ¡Cómo se ha tornado en horror, en madriguera de fieras! Cualquiera que pase junto a ella silbará meneando la mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Ésta es la ciudad alegre, que vivía confiada y decía en su corazón: '¡Yo, y nadie más que yo!'. ¡Cómo ha sido devastada! ¡Es una guarida de fieras! Todo el que pase por ella silbará y agitará su mano.

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Sofonías 2:15
27 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así dice el Señor Jehová: Por cuanto se enalteció tu corazón y dijiste: Yo soy Dios; en la silla de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como corazón de Dios.


No hay alivio para tu quebradura; tu herida es incurable; todos los que oigan tu fama aplaudirán sobre ti, porque ¿sobre quién no pasó continuamente tu maldad?


Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en guerra.


¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador.


Todos los que pasaban por el camino, batieron las manos sobre ti; silbaron, y movieron sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad que llamaban: La perfección de la hermosura, el gozo de toda la tierra?


¡Cómo está sentada sola la ciudad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda; La princesa entre las provincias es hecha tributaria.


Y pondré a esta ciudad en desolación y burla; todo aquel que pase por ella se quedará atónito, y silbará a causa de todas sus plagas.


Y los que pasaban le injuriaban, meneando sus cabezas,


Habla, y di: Así dice el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es mi río, y yo lo hice para mí.


Los mercaderes en los pueblos silbarán sobre ti; vendrás a ser espanto, y para siempre dejarás de ser.


¡Cómo oscureció el Señor, en su furor, a la hija de Sión! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su ira.


Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón.


Batirán sus manos sobre él, y desde su lugar le silbarán.


También yo hablaría como vosotros. Si vuestra alma estuviera en lugar de mi alma, yo podría hilvanar palabras contra vosotros, y sobre vosotros movería mi cabeza.


Temblad, oh mujeres indolentes; turbaos, oh confiadas: despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.


Porque los palacios serán abandonados, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán en cuevas para siempre, donde retocen asnos monteses, y rebaños hagan majada;


para poner su tierra en desolación y en burla perpetua; todo el que pase por ella se quedará atónito, y meneará su cabeza.


Porque confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu conocimiento te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más.


Por la ira de Jehová no será habitada, sino que será asolada toda ella; todo el que pase por Babilonia se asombrará, y silbará sobre todas sus plagas.


Por tanto, oh rey, acepta mi consejo, y rompe con tus pecados haciendo justicia, y con tus iniquidades, mostrando misericordia para con los pobres; que tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.


Espantosa es y terrible; de ella misma saldrá su derecho y su grandeza.


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