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Santiago 3:6 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Así es la lengua entre nuestros miembros; contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y es inflamada del infierno.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 De todas las partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 La lengua es un fuego, y es un mundo de maldad; rige nuestro organismo y mancha a toda la persona: el fuego del infierno se mete en ella y lo transmite a toda nuestra vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 La lengua es un fuego, un mundo de iniquidad; la lengua está puesta entre nuestros miembros y contamina todo el cuerpo, e inflama el curso de la existencia,° siendo inflamada por el mismo infierno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 También la lengua es fuego, el universo de la iniquidad; la lengua es uno solo de nuestros miembros, pero contamina todo el cuerpo, inflama el engranaje de la existencia y es, a su vez, inflamada por la gehenna.

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Santiago 3:6
62 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

El hombre perverso excava el mal; y en sus labios hay como llama de fuego.


Nada hay fuera del hombre que entrando en él, le pueda contaminar, mas lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.


La suave respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.


Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.


el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre los hermanos.


Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. (Selah)


que afilan su lengua como espada, y estiran su arco para lanzar saetas, aun palabras amargas;


Por esta causa, si yo viniere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras maliciosas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se los impide, y los expulsa de la iglesia.


¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual sois llamados?


Y pusieron testigos falsos, que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas en contra de este lugar santo y de la ley:


Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y defraudases del precio de la heredad?


Mas los fariseos oyéndolo decían: Éste no echa fuera los demonios sino por Belcebú, príncipe de los demonios.


Pero yo os digo que cualquiera que sin razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y cualquiera que dijere Raca a su hermano: estará en peligro del concilio; pero cualquiera que le dijere: Necio, estará en peligro del fuego del infierno.


Entonces respondieron los varones de Israel, y dijeron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y en el mismo David más que vosotros; ¿por qué, pues, nos habéis tenido en poco? ¿No hablamos nosotros primero en volver a nuestro rey? Y el razonamiento de los varones de Judá fue más fuerte que el de los varones de Israel.


Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho los milagros delante de ella, con los cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo con azufre.


Y luz de candelero no alumbrará más en ti; y voz de desposado y de desposada no se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra; porque por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.


Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.


Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, la serpiente antigua, llamada Diablo y Satanás, el cual engaña a todo el mundo; fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.


sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,


a los cuales es preciso tapar la boca, que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.


Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas, para llevar discípulos tras sí.


Por tanto, así dice Jehová: He aquí que yo te arrojo de sobre la faz de la tierra; morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová.


Porque oí la difamación de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y denunciaremos. Todos mis amigos miraban si yo claudicaría. Quizá será persuadido, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.


He aquí, el nombre de Jehová viene de lejos: ardiendo en su ira, y su carga es pesada; sus labios están llenos de indignación, y su lengua como fuego consumidor;


He aquí ellas fueron a los hijos de Israel, por consejo de Balaam, para causar prevaricación contra Jehová en el asunto de Peor; por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová.


Y Abías y su gente los hirieron con gran mortandad; y cayeron heridos de Israel quinientos mil hombres escogidos.


Entonces dijo Absalón a Ahitofel: Consultad qué debemos hacer.


Cuando te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la esposa de tu seno, o tu amigo que sea como tu alma, diciendo en secreto: Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres conocisteis,


Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el nombre de Jehová, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan.


las cuales llamaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.


para que te guarden de la mujer ajena, y de la extraña que adula con sus palabras.


He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas. Andad a la luz de vuestro fuego, y de las centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor yaceréis.


Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar se doma, y ha sido domada por la naturaleza humana;


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