Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Romanos 8:26 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

26 Y asimismo, también el Espíritu ayuda nuestra debilidad, pues no sabemos qué orar° como conviene, pero el mismo Espíritu intercede° con gemidos indecibles;

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 De igual manera, también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad. Porque no sabemos qué debemos pedir cuando oramos; sin embargo, el Espíritu mismo intercede con gemidos intraducibles en palabras.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Romanos 8:26
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.


orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;


Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a vuestros corazones, el cual clama: Abba, Padre.


y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre;


porque por medio de Él ambos tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.


Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: Abba Padre.


Jehová ha escuchado mi súplica; Jehová recibirá mi oración.


Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas; sino uno que fue tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.


Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.


Así que, los que somos fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.


Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.


Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén el espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre Él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre Él como quien se aflige sobre primogénito.


Porque nosotros que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.


El deseo de los humildes has oído: oh Jehová: Tú prepararás su corazón, e inclinarás tu oído para oír;


Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;


Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber de la copa que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Ellos le dijeron: Podemos.


Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.


Mi alma también está muy angustiada; y tú, oh Jehová, ¿hasta cuándo?


que pueda compadecerse de los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de flaqueza;


¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?


Cansado estoy de clamar; mi garganta se ha enronquecido; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.


para oír el gemido de los presos, para soltar a los sentenciados a muerte;


Enséñanos qué le hemos de decir; porque nosotros no podemos ordenar nuestras ideas a causa de las tinieblas.


Oíste mi voz; no escondas tu oído a mi suspiro, a mi clamor.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម