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Romanos 3:4 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 ¡En ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando seas juzgado.

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Biblia Reina Valera 1960

4 De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 ¡Por supuesto que no! Aun cuando todos los demás sean mentirosos, Dios es veraz. Como dicen las Escrituras acerca de él: «Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices, y ganarás tu caso en los tribunales».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Se comprobará que Dios es fidelidad, mientras que el hombre siempre defrauda, como dice la Escritura: Será probado que tus palabras son verdaderas y saldrás vencedor si te quieren juzgar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¡De ninguna manera!° Antes bien, siga siendo Dios veraz, aunque todo hombre sea hallado° mentiroso, como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando seas juzgado.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 ¡Ni pensarlo! Aunque todos los hombres sean mentirosos, Dios quedará siempre por veraz, según está escrito: Para que seas declarado justo en tus palabras y se vea tu razón cuando te juzguen.

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Romanos 3:4
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos. Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.


Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.


Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? ¡En ninguna manera!


para que por dos cosas inmutables, en las cuales, es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos hemos refugiado asiéndonos de la esperanza puesta delante de nosotros.


en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no puede mentir, prometió desde antes del principio de los siglos,


Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud: Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad; justo y recto es Él.


Traeré mi conocimiento desde lejos, y atribuiré justicia a mi Hacedor.


El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.


El principio de tu palabra es verdad; y eterno es todo juicio de tu justicia.


Y escribe al ángel de la iglesia en FILADELFIA: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, dice estas cosas:


Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna.


¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡En ninguna manera!


Adoraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu verdad: Porque has magnificado tu palabra por sobre todo tu nombre.


Otorgarás a Jacob la verdad, y a Abraham la misericordia, que tú juraste a nuestros padres desde tiempos antiguos.


Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad permanece por todas las generaciones.


El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso; porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo.


No desecho la gracia de Dios, porque si por la ley fuese la justicia, entonces Cristo murió en vano.


¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? ¡En ninguna manera!


¿Entonces invalidamos la ley por la fe? ¡En ninguna manera! Antes bien, confirmamos la ley.


Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.


¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?


Mas lejos esté de mí gloriarme, salvo en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.


Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡En ninguna manera! Porque también yo soy israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.


Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hombres de renombre; pesándolos a todos juntos en la balanza, pesarán menos que la vanidad.


Pero como Dios es fiel, nuestra palabra para con vosotros no fue Sí y No.


Digo, pues: ¿Han tropezado para que cayesen? ¡En ninguna manera! Mas por su caída vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.


¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡En ninguna manera! Al contrario, yo no hubiera conocido el pecado a no ser por la ley: Porque no conociera la codicia si la ley no dijera: No codiciarás.


¡En ninguna manera! Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?


Vendrá, y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Y cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡No lo permita Dios!


¿Entonces lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? ¡En ninguna manera! Pero el pecado, para mostrarse pecado, obró muerte en mí por lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento, el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.


¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? ¡En ninguna manera!


Y sin contradicción, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.


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