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Oseas 11:2 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Cuanto más los llamaban, así ellos se iban de su presencia; a los Baales sacrificaban, y a los ídolos quemaban incienso.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 pero cuanto más lo llamaba, más se alejaba de mí y ofrecía sacrificios a las imágenes de Baal y quemaba incienso a ídolos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Pero mientras los llamaba, más se alejaban de mí. Ofrecieron sacrificios a los baales y quemaron incienso ante los ídolos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Cuanto más los llamaba, tanto más se alejaban de ellos.° Ofrecían sacrificios a los baales, y quemaban incienso a los ídolos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Cuanto más los llamaba yo, más se apartaban de mí; sacrificaban a los baales y quemaban incienso a los ídolos.

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Oseas 11:2
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y visitaré sobre ella los tiempos de los Baales, a los cuales incensaba, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes olvidándose de mí, dice Jehová.


Pero mi pueblo me ha olvidado, quemando incienso a las vanidades, y estas les han hecho tropezar en sus caminos, desviándoles de las sendas antiguas, para que caminen por veredas, por camino no preparado;


por vuestras iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová, los cuales quemaron incienso sobre las montañas, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les mediré su obra antigua en su seno.


Entre tanto, mi pueblo está inclinado a rebelarse contra mí; aunque ellos invocan al Altísimo, ninguno absolutamente quiere enaltecerle.


Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.


Y esta es la condenación; que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.


¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!


Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;


Así dice Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: Ve, y di a los varones de Judá, y a los moradores de Jerusalén: ¿No recibiréis instrucción para obedecer a mis palabras? dice Jehová.


Los soportaste muchos años, y les amonestaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.


Envía, pues, ahora y reúneme a todo Israel en el monte Carmelo, y a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y a los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.


Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Betel, el día quince del mes octavo, el mes que él había planeado de su propio corazón; y ordenó una fiesta para los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.


Mas los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los Baales y a Astarot, y a los dioses de Siria, y a los dioses de Sidón, y a los dioses de Moab, y a los dioses de los hijos de Amón, y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron.


Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová: y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los Baales y a las imágenes de Asera.


Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.


No seáis como vuestros padres, a los cuales hablaron los antiguos profetas, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos, y de vuestras malas obras; pero no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová.


Sacrifican sobre las cimas de las montañas, y queman incienso sobre los collados, debajo de encinas, y álamos, y olmos, porque es buena su sombra; por tanto, vuestras hijas se prostituirán, y adulterarán vuestras esposas.


Mas no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no ofrecer incienso a dioses ajenos.


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