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Marcos 9:24 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Y al instante el padre del muchacho, clamando con lágrimas, dijo: Señor, creo, ayuda mi incredulidad.

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Biblia Reina Valera 1960

24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Al instante el padre clamó: —¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Al instante el padre gritó: 'Creo, ¡pero ayuda mi poca fe!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Inmediatamente el padre del muchacho, clamando, dijo: ¡Creo! ¡Ayuda mi poca fe!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Al momento, el padre del niño exclamó: '¡Creo! ¡Ayuda a mi escasa fe!'.

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Marcos 9:24
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Y los apóstoles dijeron al Señor: Auméntanos la fe.


puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.


Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros; es un don de Dios;


Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, que nuestro Dios os tenga por dignos de este llamamiento, y cumpla todo buen deseo de su bondad, y la obra de fe con poder,


Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo sobremanera, y la caridad de cada uno de vosotros, abunda más y más de unos para con otros;


Porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él,


Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.


Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas; no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande amor tengo para con vosotros.


El cual en los días de su carne, habiendo ofrecido ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído por su temor reverente.


y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria delante de Dios.


Por tanto, les dirás esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebranto es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de muy grave herida.


acordándome de tus lágrimas, deseando verte para llenarme de gozo;


Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no me diste agua para mis pies, pero ella ha lavado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con los cabellos de su cabeza.


y estando detrás de Él a sus pies, llorando, comenzó a regar sus pies con lágrimas, y los enjugaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.


Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor: no calles ante mis lágrimas; porque peregrino soy para contigo, y advenedizo, como todos mis padres.


Vuelve, y di a Ezequías, el capitán de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.


Quizá Jehová mirará a mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.


Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue rechazado, y no halló lugar de arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.


Y mientras Pedro pensaba en la visión, el Espíritu le dijo: He aquí, tres hombres te buscan.


Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.


Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.


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