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Marcos 10:24 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Y los discípulos se asombraron de sus palabras. Pero Jesús, respondiendo otra vez, les dijo: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

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Biblia Reina Valera 1960

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y los discípulos estaban asombrados por sus palabras. Pero retomando la palabra, Jesús les dice: Hijos, ¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Los discípulos quedaron asombrados ante tales palabras. Pero Jesús, replicando de nuevo, les dice: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

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Marcos 10:24
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El que confía en sus riquezas, caerá; mas los justos reverdecerán como ramas.


Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y no tengo necesidad de nada; y no sabes que tú eres un desventurado, y miserable, y pobre, y ciego, y desnudo.


A los ricos de este mundo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios vivo, quien nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.


He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas; y se mantuvo en su maldad.


Y oían también todas estas cosas los fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de Él.


La riqueza del rico es su ciudad fortificada, y como un muro alto en su imaginación.


No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentaren las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.


Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.


Hijitos, aún un poco estaré con vosotros. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo a vosotros ahora: A donde yo voy, vosotros no podéis venir.


Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová; pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente exterminio apresurado hará con todos los moradores de la tierra.


¡Ay del que codicia ganancia deshonesta para su casa, para poner en alto su nido, para ser librado del poder del mal!


Así dice Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en su riqueza.


¿Has de poner tus ojos en lo que no es nada? Porque las riquezas se harán alas, como alas de águila, y volarán al cielo.


Líbrame de los hombres, con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, que tienen su porción en esta vida y cuyo vientre llenas de tu tesoro escondido; están llenos de hijos, y dejan el resto a sus pequeños.


Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.


Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.


Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,


Entonces Jesús les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.


Entonces muchos de sus discípulos al oírlo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?


Al oír esto, sus discípulos se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, entonces, podrá ser salvo?


Y todos estaban maravillados, de tal manera que se preguntaban entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?


Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!


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