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Lucas 11:34 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 La luz del cuerpo es el ojo; así que cuando tu ojo es sencillo, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es malo, también tu cuerpo está en tinieblas.

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Biblia Reina Valera 1960

34 La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 »Tu ojo es como una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo está sano, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo está enfermo, tu cuerpo está lleno de oscuridad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Tu ojo es la lámpara de tu cuerpo. Si tu ojo recibe la luz, toda tu persona tendrá luz; pero si tu ojo está oscurecido, toda tu persona estará en oscuridad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo esté sano, todo tu cuerpo estará° lleno de luz, pero cuando esté malo, también tu cuerpo estará° oscuro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está iluminado; pero cuando está enfermo, también tu cuerpo queda en tinieblas.

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Lucas 11:34
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para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.


Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.


Siervos, obedeced en todo a vuestros amos según la carne, no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios.


Mas temo que en alguna manera, como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sean corrompidas vuestras mentes, de la simplicidad que es en Cristo.


en los cuales el dios de este mundo cegó la mente de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.


Oíd ahora esto, pueblo necio y sin entendimiento, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.


para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él;


para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan y les sean perdonados sus pecados.


Porque esta es nuestra gloria; el testimonio de nuestra conciencia, que con simplicidad y sinceridad de Dios, no con sabiduría carnal, sino por la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y más abundantemente con vosotros.


¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no os acordáis?


No saben ni entienden; porque Él ha cerrado sus ojos para que no vean y su corazón para que no entiendan.


Ahora pues, he aquí la mano del Señor es contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por un tiempo. Y al instante cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quién le condujese de la mano.


Porque Jehová derramó sobre vosotros el espíritu de sueño profundo, y cerró vuestros ojos; a los profetas, a vuestros gobernantes, y a los videntes cubrió.


Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y su corazón entienda, y se convierta y sea sanado.


Los entregué, por tanto, a la dureza de su corazón: Caminaron en sus propios consejos.


Siervos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo.


Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,


hurtos, avaricias, maldades, engaños, lascivias, el ojo maligno, blasfemia, soberbia, y la insensatez.


¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como el perfecto, y ciego como el siervo de Jehová,


El hombre de mal ojo se apresura a ser rico; y no sabe que le vendrá pobreza.


Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa desde el menor hasta el mayor, hirieron con ceguera; de modo que ellos se fatigaban buscando la puerta.


La mirada altiva, el corazón orgulloso, y el labrar de los impíos, son pecado.


¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!


Mira pues, que la luz que en ti hay, no sea tinieblas.


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