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Lamentaciones 2:11 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Lloré hasta que no tuve más lágrimas; mi corazón está destrozado. Mi espíritu se derrama de angustia al ver la situación desesperada de mi pueblo. Los niños y los bebés desfallecen y mueren en las calles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Mis ojos se agotan de llorar y arden mis entrañas, mi hígado se derrama por tierra por el desastre de la Hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 k Mis ojos se consumen en lágrimas, mis entrañas de amargura, Y mi hiel se derrama por tierra por la ruina de la capital de mi pueblo: Muchachos y niños de pecho desfallecen en las calles de la ciudad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Kaf. Mis ojos se consumen por las lágrimas, hierven mis entrañas. Se derramó por tierra mi hiel a causa del desastre de la hija de mi pueblo, al ver que niños y lactantes desfallecían en las plazas de la ciudad.

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Lamentaciones 2:11
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, mi corazón se revuelve dentro de mí; porque me rebelé en gran manera; de fuera la espada priva de hijos, en casa señorea la muerte.


Por esta causa yo lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas; porque el consolador que debiera reanimar mi alma se alejó de mí; mis hijos están desolados, porque el enemigo prevaleció.


Me rodearon sus arqueros, partió mis riñones, y no perdonó: Mi hiel derramó por tierra.


¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque el sonido de la trompeta has oído, oh alma mía, el pregón de guerra.


Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.


Estoy derramado como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron: Mi corazón es como cera, derretido en medio de mis entrañas.


Mis ojos están consumidos de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.


Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no amamantaron.


Ahora, pues, así dice Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vuestras almas, para ser cortados hombre y mujer, y niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno;


Por tanto, les dirás esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebranto es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de muy grave herida.


He aquí la voz del clamor de la hija de mi pueblo, a causa de los que moran en tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me provocaron a ira con sus imágenes de talla, y con vanidades extrañas?


Cansado estoy de clamar; mi garganta se ha enronquecido; mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.


Ten misericordia de mí, oh Jehová, que estoy en angustia; de pesar se han consumido mis ojos, mi alma, y mi vientre.


Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.


Como la grulla y como la golondrina me quejaba; Gemía como la paloma; mis ojos se cansaron de mirar hacia arriba: Oh Jehová, violencia padezco; fortaléceme.


Mis entrañas hierven, y no reposan; días de aflicción me precedieron.


Estoy debilitado y molido en gran manera; he gemido a causa de la conmoción de mi corazón.


Desfallecieron mis ojos por tu palabra, diciendo: ¿Cuándo me consolarás?


Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos:


Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como buey montaraz en la red, llenos del furor de Jehová, de la reprensión de tu Dios.


Todo su pueblo suspira buscando su pan; han dado por la comida todas sus cosas preciosas, para reanimar su alma. Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida.


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