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Juan 19:34 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Sin embargo, uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y, de inmediato, salió sangre y agua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con su lanza, y al instante salió sangre y agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza; y al momento salió sangre y agua.

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Juan 19:34
23 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Éste es el que vino mediante agua y sangre, Jesucristo; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.


Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén el espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre Él, como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre Él como quien se aflige sobre primogénito.


Y tres son los que dan testimonio en la tierra; el Espíritu, el agua, y la sangre; y estos tres concuerdan en uno.


En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la inmundicia.


Y rociaré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.


Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.


para santificarla limpiándola en el lavamiento del agua por la palabra,


y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su propia sangre,


A la figura de lo cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como testimonio de una buena conciencia delante de Dios) por la resurrección de Jesucristo,


Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión.


Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de una becerra, rociadas a los inmundos santifican para la purificación de la carne,


quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y purificar para sí un pueblo peculiar, celoso de buenas obras.


Y esto erais algunos de vosotros; mas ya sois lavados, ya sois santificados, ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.


Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual de Dios nos es hecho sabiduría, justificación, santificación y redención;


Y el día siguiente, después del día de la preparación, se reunieron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos ante Pilato,


Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.


Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y sé bautizado; y lava tus pecados invocando el nombre del Señor.


Pero cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.


Y habiendo dicho esto, les mostró sus manos y su costado. Entonces los discípulos se regocijaron viendo al Señor.


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