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Juan 12:40 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.

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Biblia Reina Valera 1960

40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 «El Señor les ha cegado los ojos y les ha endurecido el corazón, para que sus ojos no puedan ver y su corazón no pueda entender y ellos no puedan volver a mí para que yo los sane».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Cegó sus ojos y endureció su corazón para que no vieran, ni comprendieran, ni se volvieran a mí: de hacerlo, yo los habría sanado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Ha cegado los ojos de ellos, y endureció el corazón de ellos, Para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón, y se conviertan, y los sane.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Les he cegado los ojos, y les ha embrutecido el corazón, para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón, ni se conviertan, y yo no los sane.

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Juan 12:40
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Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos; no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y su corazón entienda, y se convierta y sea sanado.


Y Él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; mas a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.


para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan y les sean perdonados sus pecados.


Porque Jehová derramó sobre vosotros el espíritu de sueño profundo, y cerró vuestros ojos; a los profetas, a vuestros gobernantes, y a los videntes cubrió.


Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor,


Y dijo Jesús: Para juicio yo he venido a este mundo, para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados.


El Espíritu del Señor está sobre mí: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los quebrantados:


Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.


Venid y volvámonos a Jehová; porque Él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.


Hijo de hombre, tú habitas en medio de una casa rebelde, los cuales tienen ojos para ver, y no ven, tienen oídos para oír, y no oyen, porque son una casa rebelde.


Convertíos, hijos infieles, y yo sanaré vuestra infidelidad. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.


Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.


Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.


Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.


Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, antes fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.


Pero Jehová no os dio corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír, hasta el día de hoy.


De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que quiere endurecer, endurece.


diciendo: Ve a este pueblo, y diles: Oyendo oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis:


Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.


Y si el profeta fuere engañado cuando hablare palabra, yo Jehová soy el que engañó a ese profeta; y extenderé mi mano contra él, y le raeré de en medio de mi pueblo Israel.


Oíd ahora esto, pueblo necio y sin entendimiento, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.


Ellos, pues, siendo encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.


Porque aún no habían entendido el milagro de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.


Mas Él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por sus llagas fuimos nosotros curados.


Jehová, levantada está tu mano, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.


Y yo, he aquí yo endureceré el corazón de los egipcios, para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón, y en todo su ejército, y en sus carros y en su caballería.


Y Jehová endureció el corazón de Faraón, rey de Egipto, y este siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.


Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.


Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, así como Jehová lo había dicho.


Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas.


Y Jehová dijo a Moisés: Cuando hubiereis vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano: pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.


Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera; y otro decía de otra.


Y Jehová endureció el corazón de Faraón, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho a Moisés.


Y Jehová dijo a Moisés: Entra ante Faraón; porque yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para mostrar delante de él estas mis señales;


Y Moisés y Aarón hicieron todas estas maravillas delante de Faraón: y Jehová endureció el corazón de Faraón, y este, no dejó salir a los hijos de Israel de su tierra.


Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.


Por esto no podían creer; porque en otra ocasión dijo Isaías:


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