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Josué 7:6 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Entonces Josué rompió sus vestiduras, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces Josué y los ancianos de Israel rasgaron sus ropas en señal de aflicción, se echaron polvo sobre la cabeza y se inclinaron rostro en tierra ante el arca del Señor hasta que cayó la tarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces Josué rasgó su ropa y estuvo postrado con el rostro en tierra ante el Arca de Yavé hasta la tarde. El y los ancianos de Israel se echaron polvo en sus cabezas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Entonces Josué rasgó sus vestidos, y cayó sobre su rostro en tierra ante el Arca° de YHVH hasta la tarde, él y los ancianos de Israel, y se echaron polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.

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Josué 7:6
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Y Rubén volvió al pozo, y he aquí, José no estaba en el pozo, y rasgó sus vestiduras.


Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, y puso cilicio sobre sus lomos, y se enlutó por su hijo muchos días.


Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.


Entonces levantándose David, rasgó sus vestiduras, y se echó en tierra, y todos sus criados estaban a su lado con sus vestiduras rasgadas.


Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestiduras;


Y echaron polvo sobre sus cabezas; y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad, en la cual todos los que tenían navíos en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; porque en una hora ha sido desolada!


Y cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgando sus ropas, corrieron hacia la multitud, dando voces,


Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no lo conocieron, alzaron su voz y lloraron; y cada uno de ellos rasgó su manto, y esparcieron polvo hacia el cielo sobre sus cabezas.


Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y cayendo en tierra adoró.


Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.


Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó David, y entró, y pasó toda la noche acostado en tierra.


Y lloraron y lamentaron, y ayunaron hasta la tarde, por Saúl y por Jonatán su hijo, por el pueblo de Jehová y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.


Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, vino aquel día a Silo, rotas sus vestiduras y tierra sobre su cabeza:


Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la tarde delante de Dios; y alzando su voz hicieron gran llanto, y dijeron:


Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí delante de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la tarde; y sacrificaron holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.


Porque los hijos de Israel subieron, y lloraron delante de Jehová hasta la tarde, y consultaron a Jehová, diciendo: ¿Tornaré a pelear con los hijos de Benjamín mi hermano? Y Jehová les respondió: Subid contra él.


Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros.


Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué has de airarte contra toda la congregación?


Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos y que nos destruyan? ¡Mejor nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!


Entonces David trabando de sus vestiduras, las rasgó; y lo mismo hicieron los hombres que estaban con él.


Y sucedió que cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras.


Y luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestiduras;


Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y en ceniza.


Y aconteció que cuando él la vio, rasgó sus ropas, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido, y tú eres de los que me afligen; porque he abierto mi boca a Jehová, y no podré retractarme.


Al tercer día, sucedió que vino un hombre del campamento de Saúl, rotas sus vestiduras, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra, e hizo reverencia.


Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando.


Y cuando Esdras hubo orado y confesado, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo con gran llanto.


Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.


Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran duelo, y ayuno, y lloro, y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.


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