Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Joel 2:17 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Que los sacerdotes, quienes sirven en la presencia del Señor, se levanten y lloren entre la entrada del templo y el altar. Que oren: «¡Perdona a tu pueblo, Señor! No permitas que tu preciada posesión se convierta en objeto de burla. No dejes que lleguen a ser la burla de los extranjeros incrédulos que dicen: “¿Los ha abandonado el Dios de Israel?”».

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

17 En el patio del santuario lloren los sacerdotes ministros de Yavé y digan: '¡Yavé, perdona a tu pueblo, y no lo entregues al desprecio y a la burla de las naciones! ¿Acaso permitirás que los paganos digan: dónde está su Dios?'

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

17 ¡Lloren los sacerdotes entre el atrio y el altar!, Y digan los ministros de YHVH: Oh YHVH, perdona a tu pueblo, No entregues tu heredad al oprobio, A la burla entre los gentiles; ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahveh, y digan: 'Perdona, Yahveh, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, para que se burlen de ellos las naciones. ¿Por qué habrían de decir los pueblos: dónde está su Dios?'.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Joel 2:17
42 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y me metió en el atrio de adentro de la casa de Jehová: y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.


¿Por qué han de decir las naciones: ¿Dónde está ahora su Dios?


Porque dirán las naciones: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria entre las naciones, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.


para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, al cual matasteis entre el templo y el altar.


Y aconteció que cuando acabaron de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona, te ruego; ¿quién levantará a Jacob? Porque es pequeño.


La ofrenda y la libación han desaparecido de la casa de Jehová; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo.


Tomad con vosotros palabras, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acéptanos con gracia, y daremos becerros de nuestros labios.


Y el pórtico delante del templo de la casa, de veinte codos de largo, según la anchura de la casa, y su ancho era de diez codos delante de la casa.


y dijo: Si ahora, oh Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque este es pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.


Entonces mi enemiga lo verá, y la cubrirá vergüenza; la que me decía: ¿Dónde está Jehová tu Dios? Mis ojos la verán; ahora será hollada como el lodo de las calles.


Y dije: Oh Señor Jehová, cesa te ruego; ¿quién levantará a Jacob? Porque es pequeño.


Pero actué por causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos me di a conocer, sacándolos de la tierra de Egipto.


Ahora pues, oh Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú eres Jehová.


Porque tus enemigos, oh Jehová, han deshonrado, han deshonrado los pasos de tu ungido.


Lo saquean todos los que pasan por el camino: Es oprobio a sus vecinos.


Hemos venido a ser oprobio a nuestros vecinos, escarnio y burla a los que nos rodean.


¿Hasta cuándo, oh Dios, el angustiador nos afrentará? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?


como con una espada en mis huesos? Mis enemigos me afrentan, diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?


Entonces Salomón ofreció holocaustos a Jehová sobre el altar de Jehová que él había edificado delante del pórtico,


De no haber temido la ira del enemigo, no sea que se envanezcan sus adversarios, no sea que digan: Nuestra mano está alzada, Jehová no ha hecho todo esto.


Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere, porque ha dicho: Yo soy el Hijo de Dios.


Ahora pues, os pido, rogad que Dios tenga piedad de nosotros (esto de vuestra mano vino). ¿Le seréis agradables? dice Jehová de los ejércitos.


He aquí, hoy somos siervos, aquí estamos, somos siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien.


Ceñíos y lamentad, sacerdotes; aullad, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación.


Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?


entonces yo os arrancaré de mi tierra que os he dado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la arrojaré de mi presencia, y la pondré por proverbio y escarnio en todos los pueblos.


yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos;


Y serás motivo de asombro, proverbio y burla en todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.


Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, que estaban llorando a la puerta del tabernáculo de la congregación.


Y en aquel día el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó a llanto y a lamento, a raparse la cabeza y a vestirse de cilicio.


Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos cercarán, y raerán nuestro nombre de sobre la tierra: entonces ¿qué harás tú a tu grande nombre?


Cuando me acuerdo de estas cosas, derramo mi alma dentro de mí: Porque yo fui con la multitud, fui con ellos a la casa de Dios, con voz de alegría y de alabanza, haciendo fiesta la multitud.


¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle; Él es la salud de mi semblante, y mi Dios.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម