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Job 31:9 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Si mi corazón fue engañado por una mujer, o si estuve acechando a la puerta de mi prójimo;

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Biblia Reina Valera 1960

9 Si fue mi corazón engañado acerca de mujer, Y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Si mi corazón ha sido seducido por una mujer, o si he codiciado a la mujer de mi prójimo,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Si mi corazón se dejó seducir por mujer, si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Si mi corazón se dejó arrastrar por una mujer, Y he acechado junto a la puerta de mi prójimo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Si mi corazón fue seducido por mujer o espié a la puerta de mi prójimo,

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Job 31:9
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos son como ataduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador será apresado por ella.


Y aconteció que cuando Salomón era viejo, sus esposas inclinaron su corazón tras dioses ajenos; y su corazón no era perfecto para con Jehová su Dios, como lo fue el corazón de su padre David.


Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale y mira en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata.


Todos ellos son adúlteros; son como horno encendido por el hornero, el cual cesará de avivar después que esté hecha la masa, hasta que esté leuda.


Como caballos bien alimentados de mañana, cada cual relinchaba tras la esposa de su prójimo.


Fosa profunda es la boca de la mujer extraña; aquel contra el cual Jehová estuviere airado, caerá en ella.


No codicies su hermosura en tu corazón, ni ella te prenda con sus ojos:


¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel; y aun a él le hicieron pecar las esposas extranjeras.


Lo rinde con sus muchas palabras suaves, lo seduce con sus labios lisonjeros.


Hice pacto con mis ojos: ¿Cómo, pues, había yo de pensar en una virgen?


El hombre que cometiere adulterio con la esposa de otro hombre, el que cometiere adulterio con la esposa de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente han de ser muertos.


No codiciarás la esposa de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni ninguna cosa que sea de tu prójimo.


¿Tomará el hombre fuego en su seno, sin que se queme su ropa?


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