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Job 10:1 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Mi alma está hastiada de mi vida: Daré yo rienda suelta a mi queja sobre mí, hablaré en la amargura de mi alma.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 »Estoy harto de mi vida. Dejen que desahogue mis quejas abiertamente; mi alma llena de amargura debe quejarse.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Mi alma está hastiada de la vida, por lo que daré libre curso a mi queja, hablaré de mi amargura.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Mi alma está hastiada de mi vida! Daré rienda suelta a mis quejas. Hablaré en la amargura de mi alma.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Siento hastío de mi vida; quiero abandonarme a mi dolor, hablar en la amargura de mi alma.

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Job 10:1
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Por tanto, yo no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y me quejaré con la amargura de mi alma.


Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Baste ya, oh Jehová, quítame la vida; pues no soy yo mejor que mis padres.


Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.


Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y desmayaba; y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.


Bien que yo fuese íntegro, no conocería mi alma: Despreciaría mi vida.


En el hambre te redimirá de la muerte, y en la guerra, del poder de la espada.


Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.


He aquí amargura grande me sobrevino en la paz; pero por amor a mi alma tú la libraste del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.


¿Qué diré? El que me lo dijo, Él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente en la amargura de mi alma, todos mis años.


Y si en verdad he errado, conmigo se quedará mi error.


¡Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!


Desvanezco; no he de vivir para siempre; déjame, pues mis días son vanidad.


¿Pensáis reprender las palabras, y los discursos de un desesperado, que son como el viento?


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