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Jeremías 4:31 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

31 Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sión que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Oigo gritos, como los de una mujer que está de parto, los gemidos de una mujer dando a luz a su primer hijo. Es la bella Jerusalén, que respira con dificultad y grita: «¡Socorro! ¡Me están matando!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Oigo gritos como los de una mujer que da a luz por primera vez; la hija de Sión está gimiendo y extiende sus manos: '¡Ay de mí, que voy a sucumbir bajo los golpes de los asesinos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 Oigo gritos como de parturienta, Sollozos como de primeriza: Es el grito angustiado de la hija de Sión que está agonizando,° Que extiende sus brazos, y dice: ¡Ay de mí! ¡Mi alma desmaya a causa de los asesinos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Oigo un grito como de parturienta, angustia como de primeriza: es la voz de la hija de Sión que se ahoga, que extiende sus manos: '¡Ay de mí, pues desfallece mi vida ante los asesinos!'.

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Jeremías 4:31
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Sión extendió sus manos, no tiene quien la consuele; Jehová dio mandamiento contra Jacob, que sus enemigos lo rodeasen: Jerusalén fue como una mujer menstruosa entre ellos.


Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.


¿Qué dirás cuando Él te castigue? Porque tú los enseñaste a ser capitanes y cabeza sobre ti. ¿No te tomarán dolores como a mujer que está de parto?


que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer que da a luz; y no escaparán.


Porque aunque predico el evangelio, no tengo de qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predico el evangelio!


Decid a la hija de Sión: He aquí tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, y un pollino hijo de animal de yugo.


¡Ay de mí! porque he venido a ser como cuando han recogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, que no queda racimo para comer; mi alma desea los primeros frutos.


Dolores de mujer de parto le vendrán; es un hijo no sabio, que de otra manera no se detuviera tanto en el tiempo del nacimiento de los hijos.


Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada: Mataste en el día de tu furor, degollaste, no perdonaste.


Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, mi corazón se revuelve dentro de mí; porque me rebelé en gran manera; de fuera la espada priva de hijos, en casa señorea la muerte.


Oyó la noticia el rey de Babilonia, y sus manos se debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer de parto.


Languideció Damasco, se volvió para huir, y el temor se apoderó de ella: angustia y dolores le tomaron, como de mujer que está de parto.


He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas sobre Bosra: y en aquel día el corazón de los hombres valientes de Edom será como el corazón de mujer en angustias.


Tomada ha sido Queriot, y las fortalezas han sido tomadas; y en aquel día el corazón de los hombres valientes de Moab será como el corazón de mujer en angustias.


Así dice Jehová, el Dios de Israel, a ti, oh Baruc:


Preguntad ahora, y ved, ¿da a luz el varón? ¿Por qué, pues, veo que todos los hombres tienen las manos sobre sus lomos, como mujer de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros?


Oh habitante del Líbano, que haces tu nido en los cedros: ¡Cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolores como de mujer que está de parto!


Por tanto, entrega sus hijos al hambre, y haz derramar su sangre por medio de la espada; y sus esposas queden sin hijos y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a espada en la guerra.


¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida incurable rehúsa ser sanada? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?


Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote andan vagando en una tierra que no conocen.


¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! Mi herida es muy dolorosa. Pero yo dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo soportarla.


A mujer hermosa y delicada he comparado a la hija de Sión.


Por mucho tiempo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; ahora daré voces como la mujer que está de parto; asolaré y devoraré juntamente.


Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como dolores de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado.


y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros serán como rostros de llamas.


Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.


¡Ay de mí, que soy peregrino en Mesec, y habito entre las tiendas de Cedar!


Mi alma está hastiada de mi vida: Daré yo rienda suelta a mi queja sobre mí, hablaré en la amargura de mi alma.


Y dijo Rebeca a Isaac: Fastidio tengo de mi vida a causa de las hijas de Het. Si Jacob toma esposa de las hijas de Het, como estas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero la vida?


Como la mujer encinta cuando se acerca el tiempo de dar a luz gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová.


Ahora ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto?


Duélete y gime, hija de Sión como mujer de parto; porque ahora saldrás de la ciudad, y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos.


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