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Jeremías 4:19 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque el sonido de la trompeta has oído, oh alma mía, el pregón de guerra.

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Biblia Reina Valera 1960

19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ¡Mi corazón, mi corazón, me retuerzo de dolor! ¡Mi corazón retumba dentro de mí! No puedo quedarme quieto. Pues he escuchado el sonar de las trompetas enemigas y el bramido de sus gritos de guerra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¡Ay, qué dolores en todo mi interior, me duele el corazón! Me palpita tan fuerte que no puedo callarme. ¿No oyes, alma mía, el toque del clarín y el estruendo de la guerra?

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón, Mi corazón se agita dentro de mí, No puede estarse quieto, Por cuanto oíste, alma mía, El sonido del shofar° Y el clamor° de la guerra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¡Mis entrañas! ¡Mis entrañas! ¡Me retuerzo de dolor! ¡Entretelas de mi corazón! Mi corazón me palpita, no puedo callarme, pues sonido de trompeta oye mi alma, alarma de guerra.

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Jeremías 4:19
48 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.


Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.


Por tanto, mis entrañas sonarán como arpa por Moab, y mi interior por Kir-hareset.


Por las montañas levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastos del desierto; porque desolados fueron hasta no quedar quien pase, ni oyeron bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron.


¡Oh si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!


Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como dolores de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado.


Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,


Y yo Daniel desfallecí y estuve enfermo algunos días; y cuando convalecí, atendí el asunto del rey; mas yo estaba espantado acerca de la visión, y no había quien la entendiese.


Yo Daniel, fui turbado en mi espíritu en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.


Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.


Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; porque Jehová te ha hecho bien.


Hermanos, ciertamente el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para su salvación.


¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?


Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.


Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.


Por esta causa yo lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas; porque el consolador que debiera reanimar mi alma se alejó de mí; mis hijos están desolados, porque el enemigo prevaleció.


A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí; todos mis huesos tiemblan; estoy como un hombre borracho, y como un hombre a quien dominó el vino, por causa de Jehová y por las palabras de su santidad.


Entonces dije: No me acordaré más de Él, ni hablaré más en su nombre: Pero su palabra fue en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos, traté de sufrirlo, y no pude.


Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente, se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová es llevado cautivo.


¿Hasta cuándo he de ver bandera, y he de oír sonido de trompeta?


Anunciad en Judá, y haced oír en Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra. Pregonad, juntaos, y decid: Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas.


Alabad a Jehová, Oh alma mía, Alaba a Jehová.


Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.


Horror se apoderó de mí, a causa de los impíos que dejan tu ley.


Salmo de David Bendice, alma mía a Jehová; y bendiga todo mi ser su santo nombre.


Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; mi bien a ti no aprovecha;


Los barrió el torrente de Cisón, el antiguo torrente, el torrente de Cisón; hollaste, oh alma mía, con fortaleza.


Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os atacare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados delante de Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.


En su secreto no entre mi alma, ni mi honra se junte en su compañía; que en su ira mataron a un hombre, y en su voluntad arrancaron un muro.


Y si la trompeta da un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?


Su fama hemos oído, y nuestras manos se descoyuntan; angustia se apodera de nosotros, dolor como de mujer que está de parto.


Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto se ha apoderado de mí.


y diciendo: No, sino que entraremos en la tierra de Egipto, en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni tendremos hambre de pan, y allá moraremos;


Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová, en que haré oír en Rabá de los hijos de Amón clamor de guerra; y será puesta en montón de asolamiento, y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará por heredad a los que los tomaron a ellos, dice Jehová.


Estruendo de guerra hay en la tierra, y destrucción grande.


Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, estuvo atónito por una hora, y sus pensamientos lo espantaban: El rey habló, y dijo: Beltsasar, no te espante el sueño ni su interpretación. Respondió Beltsasar, y dijo: Señor mío, el sueño sea para los que te aborrecen, y su interpretación para tus enemigos.


Y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y su padre dijo a un criado: Llévalo a su madre.


Y mantuvo firme su rostro, hasta que se sintió avergonzado; y lloró el varón de Dios.


Se pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi placer se me tornó en espanto.


A causa de mi fuerte dolor mi corazón desfallece en mí.


Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, mi corazón se revuelve dentro de mí; porque me rebelé en gran manera; de fuera la espada priva de hijos, en casa señorea la muerte.


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