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Jeremías 38:17 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así dice Jehová, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: Si en verdad te pasas a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego; y vivirás tú y tu casa:

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Biblia Reina Valera 1960

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Entonces Jeremías le dijo a Sedequías: —Esto dice el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Si te rindes a los oficiales babilónicos, tú y toda tu familia vivirán, y la ciudad no será incendiada;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Y Jeremías transmitió al rey esta palabra de Yavé: 'Si te entregas a los generales del rey de Babel, salvarás tu vida y esta ciudad no será quemada; vivirás tú y los tuyos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así dice YHVH ’Elohim Sebaot, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás, tú y tu casa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Y Jeremías dijo a Sedecías: 'Así dice Yahveh, Dios Sebaot, Dios de Israel: si te pasas voluntariamente a los jefes del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será quemada por el fuego; vivirás tú y los de tu casa.

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Jeremías 38:17
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y hablé también a Sedequías, rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid.


Así dice Jehová: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas el que se pase a los caldeos vivirá, pues su vida le será por despojo, y vivirá.


No los escuchéis; servid al rey de Babilonia, y vivid: ¿por qué ha de ser desolada esta ciudad?


Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y asentaron a la puerta del medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarsequim, y Rabsaris, Nergal-sarezer, Rabmag, con todo el remanente de los príncipes del rey de Babilonia.


Entonces salió Joaquín, rey de Judá, al rey de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus príncipes y sus oficiales; y lo apresó el rey de Babilonia en el octavo año de su reinado.


Por tanto, os haré trasportar más allá de Damasco, dice Jehová, cuyo nombre es El Dios de los ejércitos.


Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta vid,


Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.


Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.


Pero si Él determina una cosa, ¿quién le hará desistir? Lo que su alma desea, eso hace.


Y se reunieron delante mí todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; y yo quedé atónito hasta el sacrificio de la tarde.


Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.


Y aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes, que Evil-merodac, rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, levantó la cabeza de Joaquín, rey de Judá, sacándolo de la casa de la cárcel;


Y sucederá, que la nación y el reino que no sirviere a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, con espada, con hambre y con pestilencia castigaré a tal nación, dice Jehová, hasta que los haya consumido por su mano.


Y Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien.


Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en la llanura.


Ahora, pues, así dice Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vuestras almas, para ser cortados hombre y mujer, y niño de pecho, de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno;


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