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Jeremías 20:12 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza en ellos; porque a ti he expuesto mi causa.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, tú pruebas a los justos y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Permíteme ver tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Yavé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo. Tú conoces las conciencias y los corazones, haz que vea cuando te desquites de ellos, porque a ti he confiado mi defensa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh YHVH Sebaot, que pruebas al justo, escudriñando los riñones y el corazón! Haz que vea tu venganza en ellos, Porque a ti he expuesto mi causa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Yahveh Sebaot, juez justo, que sondeas el corazón y las entrañas, vea yo tu venganza contra ellos, pues a ti encomiendo mi causa.

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Jeremías 20:12
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mas, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he expuesto mi causa.


Confiad en Él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón: Dios es nuestro refugio. (Selah.)


Porque me ha librado de toda angustia, y en mis enemigos han visto mis ojos su deseo.


Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


El Dios de mi misericordia irá delante de mí: Dios permitirá que yo vea en mis enemigos mi deseo.


Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos:


Oh, que se acabe la maldad de los impíos, pero establece tú al justo; porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.


Sean avergonzados los que me persiguen, y no sea avergonzado yo; sean asombrados ellos, y no sea asombrado yo: trae sobre ellos el día del mal, y destrúyelos con doble destrucción.


Y tomó Ezequías la carta de mano de los mensajeros, y la leyó; y subió a la casa de Jehová, y la extendió delante de Jehová.


Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche: Me has puesto a prueba, y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no haga transgresión.


Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma aborrece.


Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos apóstoles y profetas; porque Dios os ha vengado en ella.


Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?


Y heriré a sus hijos con muerte; y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras.


Por tanto, los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden a Él sus almas, como a fiel Creador, haciendo el bien.


Quien cuando le maldecían no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquél que juzga justamente:


Mi heredad es para mí como león en la selva; rugió contra mí; por tanto, la aborrecí.


Como la grulla y como la golondrina me quejaba; Gemía como la paloma; mis ojos se cansaron de mirar hacia arriba: Oh Jehová, violencia padezco; fortaléceme.


Alegra el alma de tu siervo: Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.


Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que su padre Joiada había hecho con él, sino que mató a su hijo, el cual dijo al morir: Jehová lo vea, y lo demande.


Y Ana le respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.


Se alegrará el justo cuando viere la venganza; lavará sus pies en la sangre del impío.


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