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Jeremías 14:19 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 ¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sión? ¿Por qué nos has herido sin que haya curación para nosotros? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación.

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Biblia Reina Valera 1960

19 ¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Señor, ¿has rechazado por completo a Judá? ¿Verdaderamente odias a Jerusalén? ¿Por qué nos has herido sin la menor esperanza de recuperarnos? Esperábamos paz, pero la paz no llegó; esperábamos un tiempo de sanidad, pero solo encontramos terror.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¿Has rechazado para siempre a Judá, o tu alma está aburrida con Sión? ¿Por qué nos has herido sin esperanza de mejorar? Esperábamos la paz, y ninguna cosa buena llegó, la hora de nuestra mejoría, y se presentó el susto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¿Has desechado del todo a Judá? ¿Tiene tu alma aborrecida a Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Esperábamos paz, pero no hay bienestar; Tiempo de sanidad, y he aquí el terror.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¿Has rechazado del todo a Judá, o tu alma está cansada de Sión? ¿Por qué nos has herido sin que tengamos cura? Esperábamos la paz, pero no ha habido bien alguno; el tiempo de la sanación, y se presenta el terror.

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Jeremías 14:19
26 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero tú nos has desechado totalmente; en gran manera estás enojado contra nosotros.


Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación.


que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer que da a luz; y no escaparán.


Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.


No hay quien defienda tu causa para que seas sanado; no hay para ti medicina eficaz.


¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida incurable rehúsa ser sanada? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?


Mi heredad es para mí como león en la selva; rugió contra mí; por tanto, la aborrecí.


Lo oyó Dios, y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel.


Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; y cuando esperaba la luz, vino la oscuridad.


Aun han desfallecido nuestros ojos tras nuestro vano socorro: En nuestra esperanza aguardamos a una nación que no puede salvar.


¿Qué testigo te traeré, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque tu quebrantamiento es grande como el mar; ¿quién te sanará?


Entonces me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, mi voluntad no será con este pueblo: échalos de delante de mí, y salgan.


¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no se ha restablecido la salud de la hija de mi pueblo?


Corta tu cabello, oh Jerusalén, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha desechado y abandonado a la generación objeto de su ira.


Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido; y te has airado con él.


Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió el furor de Jehová contra su pueblo, y ya no hubo remedio.


He abandonado mi casa, he dejado mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en manos de sus enemigos.


Porque la moradora de Marot esperaba ansiosamente el bien; pero el mal descendió de Jehová hasta la puerta de Jerusalén.


El hombre que reprendido muchas veces endurece su cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él remedio.


Porque así dice Jehová: Incurable es tu quebranto, y grave tu herida.


Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová de los ejércitos, aunque su tierra fue llena de pecado contra el Santo de Israel.


Has llamado de todas partes mis terrores, como en un día de solemnidad; y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo: Los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.


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