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Jeremías 13:18 - Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria caerá de vuestras cabezas.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Diles al rey y a su madre: «Desciendan de sus tronos y siéntense en el polvo, porque sus coronas gloriosas pronto serán arrebatadas de su cabeza».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Di al Rey y a la Reina Madre: Siéntense en el suelo, porque ha caído de sus cabezas su corona gloriosa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Di al rey y a la soberana: ¡Sentaos humillados! Porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Di al rey y a la reina madre: Sentaos más abajo, porque cayó de vuestra cabeza vuestra gloriosa corona.

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Jeremías 13:18
30 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Y te arrojaré a ti, y a tu madre que te dio a luz, a tierra extraña en donde no nacisteis; y allá moriréis.


Entonces salió Joaquín, rey de Judá, al rey de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus príncipes y sus oficiales; y lo apresó el rey de Babilonia en el octavo año de su reinado.


También llevó cautivos a Babilonia a Joaquín, y a la madre del rey, y a las esposas del rey, y a sus oficiales y a los poderosos de la tierra; cautivos los llevó de Jerusalén a Babilonia.


Su oración también, y cómo fue oído; todos sus pecados y su prevaricación, los sitios donde edificó lugares altos y puso imágenes de Asera e ídolos antes de humillarse, he aquí, estas cosas están escritas en las palabras de los videntes.


Desciende y siéntate en el polvo, oh virgen, hija de Babilonia, siéntate en la tierra; no hay trono, oh hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán tierna y delicada.


Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres.


Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo;


Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará.


Cualquiera, pues, que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino del cielo.


Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestidura, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza.


Sus puertas lamentarán y se enlutarán, y ella, desolada, se sentará en tierra.


Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes bien Amón aumentó el pecado.


Entonces Moisés y Aarón vinieron a Faraón, y le dijeron: Así dice Jehová Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirvan.


Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra.


y la mitra de lino fino, y los adornos de las tiaras de lino fino, y los calzoncillos de lino, de lino torcido;


Porque las riquezas no son para siempre; ¿acaso perdurará la corona por todas las generaciones?


las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos;


(Después que el rey Jeconías y la reina, y los eunucos, y los príncipes de Judá y de Jerusalén, y los carpinteros y los herreros salieron de Jerusalén),


Y aconteció que cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.


Se fue de la hija de Sión toda su hermosura; sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor.


Su inmundicia está en sus faldas; no se acordó de su postrimería: Por tanto, ella ha caído asombrosamente, no tiene consolador. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.


Cayó la corona de nuestra cabeza: ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos.


Y puse una joya en tu frente, y pendientes en tus orejas, y una hermosa corona sobre tu cabeza.


así dice el Señor Jehová: Depón la diadema, quita la corona; esta ya no será la misma; sea exaltado lo bajo, y lo alto sea humillado.


Reprime el suspirar, no hagas luto por los muertos; ata tu mitra sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no cubras tus labios, ni comas pan de hombres.


Y vuestras mitras estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.


Mitras de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino en sus lomos; no se ceñirán nada que los haga sudar.


Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en altivez, fue depuesto del trono de su reino, y traspasaron de él la gloria:


Vivo yo, dice Jehová, que si Conías, hijo de Joacim, rey de Judá, fuese el anillo en mi mano derecha, aun de allí te arrancaría.


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